Hoy mis ojos se han enredado en lo más alto del paisaje
otoñal.
Mientras el AVE corría sin aliento hacia su destino, por la
ventanilla del tren he visto volar bandadas de pájaros, dedos de Dios erguirse
hacia el cielo, tierras yermas soñando en su resurrección, árboles
multicolores, espadañas silenciosas con sus nidos de amor y esperanza,
cigüeñales hermosos, senderos de arbolillos a punto de ser trasplantados en su
destino final, el abrigo blanco de la niebla trepando hasta las entrañas de
esta Castilla.
Pueblines bellos, pueblillos al rescate, lienzos esculpidos
por la mano del hombre porque, cuando éste aúna sus fuerzas con la madre
naturaleza, de ello puede resultar de la belleza más simple, la plástica más
sublime.
Hoy no quiero memorias traumáticas ni ojos apagados de
tanto desaliento; hoy el AVE ha encendido la bombilla de mi
sensibilidad. Bienvenido sea este consumo tan poco consumista.
3 comentarios:
Bendito AVE que tan bien se porta contigo.
Besos.
No dejes que esa bombilla de tu sensibilidad se apague porque siempre será mejor que el desaliento.
Besos
Querida amiga.
Ese AVE y tu espíritu son magníficos.
Te aprecio mucho.
Un beso.
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