Fue ayer, era muy temprano. Estaba esperando a que abrieran la exposición “De Rembrant a Veneer” en París. No había turistas, sólo yo como nota disonante del paisaje…
La mañana del domingo amaneció desplomada de luz ceniza invitando a perderte por cualquier nube acolchada de sensaciones. El aire bailaba melancolía mientras un viejecillo daba de comer a las palomas en las escaleras de la Madeleine. Le observaba con la paz que corre por tus venas cuando la realidad te regala escenas tan hermosas.
... Y comenzó a caer una suave espuma de agua nieve sobre el hombre harapiento, sobre las palomas, sobre mí, tan silenciosa como dulce que no me di cuenta que un ángel protector me estaba abrazando con un paraguas. Me volví y encontré un hombre alto, fornido con gabardina, visera muy francesa y pañuelo al cuello. En su rostro llevaba grabado los rasgos de un erudito, no sé en qué, pero en algo. No me sonrió aunque sus ojos ancianos sí lo hicieron. Inclinó su cabeza hacia mí y haciéndome un gesto con su mano me dijo “Madame...” Cuando entramos en la exposición a duras penas entendí que le siguiera y así lo hice. Me arrastró por las escaleras al contrario de la dirección en la que iba la gente hasta llegar a la última sala. Cuando llegamos estábamos solos y extendiendo los brazos me dijo con satisfacción “Voilá” y, volviendo a inclinar su cabeza hacia mí, terminó diciendo “Au revoir, Madame”... Se difuminó en uno de los cuadros de Verneer.
Al salir a la calle, vi un rayo tímido que trataba de hacerse hueco entre tanta nube bronca. El mendigo de las palomas se había teñido de blanco y el hombre del paraguas caminaba en la lejanía bajo su paraguas; el rayo del sol le iluminó y yo creí estar soñando..., pero fue muy real.
10 comentarios:
Pura magia.
Que envidia me das.
Besos.
Es un placer visitar tu espacio y descubrir tus letras.
Un abrazo
Saludos fraternos..
Que tengas una semana excelente..
Estupenso el modo en que te has sumergido en un mundo onírico.
Un gran abrazo guapa.
Tienes un premio en mi blog.
Estoy en Granada, si hubiera estado en París me hubiera gustado verte.
Noviembre es frío en París, tu relato parece una pintura de los impresionistas.
Un fuerte abrazo preciosa
Es increible la manera tan hermosa en la que tienes para contarnos de tus cosas se queda uno con ese deseo de volver mañana.
MªAngeles, lo has bordado...que bién escrito está mi niña!!!
Tienes una enorme facilidad para trasmitir un mundo de sensaciones, donde uno se queda atrapado con su magía.
Un abrazo
París, París... Siempre nos quedará París...
Un besazo.
Una visita muy satisfactoria a la capital francesa.
La imagen de Cartier-Bresson magistral, acorde con el texto.
Besos a la bulla y corriendo me voy para la facu.
Pura magia. Eres mágica querida amiga!!!
Lo pasaste genial, estupendo!!!. Pensé en ti y me acordé de un viaje que nos pagaron los chicos a París, les salió por dos gordas pero estaba tan bien planeado, tan buscado el hotel céntrico, avisado a los compañeros para que nos sustituyeran, fue una maravilla a pesar de la mastitis que sufrí (estaba dando de mamar a la pequeña y no me la dejaron llevar).
Muchos besos
En Paris puede ocurrir cualquier milagro. Lo tuyo fue real aunque parezca fruto de tu imaginacion.
Podría contarte mis diálogos con Toulouse Lautrec en el "Moulin Rouge" o mis absentas compartidas con Apollinaire en "Au lapin agil"...pero sería muy largo.
Besos
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