Allá donde la tierra termina y el viento corta el
aire.
Allá donde no hay más tierra y sí agua oscura.
Allá donde los recuerdos rejuvenecen mi espíritu y
yo aprendí a ser gaviota.
Allá donde presientes un camino y tu alma chispea…,
te encontré.
Te hallé como cuando era chica y aprendía a beberme
el mundo en sorbos grandes y precipitados.
Tropecé contigo como si fuera el ayer revindicando
un hoy.
Te encontré entre casas amontonadas que van y vienen
por cuestas y prados, donde tus ventanas son pórticos para mirar más allá, donde
el sonido angosto del agua brava semeja una gaita.
Y me gustaron tus barquitos de colores varados en tu
cuerpo chiquito de puerto de pescadores cuando la madrugada silva y tú
extiendes tus redes.
Me gustaron tus gaviotas locas y cantarinas deleitándome
con su vuelo rasante y su confiada postura al acercar mis pies a su pequeña
figura.
Me gustaron tus cielos tormentosos, amenazantes y
grandiosos. Tus cielos cerúleos y garzos dejando soles melosos.
Me gustaron tus sedosas brumas donde antaño bailé
mis amores juveniles.
Me gusta, sí, me gusta cómo despiertas, pausada y
callada, en esas mañanas que parecen que terminan y no acaban nunca.
Me gusta cuando llueves pues limpias mi alma de
telarañas y olvidos.
Me agrada, me deleita, verte como si el tiempo se
hubiera encallado en mi memoria selectiva y tú, Galicia, siguieras siendo el
amor de mi vida.
Finisterre,
septiembre 2017
4 comentarios:
Bellísima tu prosa poética.
¡Me encanta!
Besos.
Olá, Mª Ángeles!
Gostei dessa tua poética crônica, da qual transcrevo este trecho:
"Allá donde presientes un camino y tu alma chispea…, te encontré."
Um beijo. Pedro
Hoy todo el mundo encuentra cosas. Y yo estoy buscando el pijama como una loca. Creo que lo llevo mi amante sin darse cuenta (me refiero a mi Felipe VI; no entiendas mal)
Besos de Reina
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