miércoles, mayo 11, 2016

NIÑOS DE CÁI

¡Imposible, Imposible!, de imposible ná, quillo…
Hay niños de todos los colores y tú me contestarás “¡Imposible, imposible!”, pues existen en el arco iris de las calles de Cái. Cosidos a un balcón, remendados a una barca que pescó una ola, vestiditos de luz o chillando en la Viña.
Una mañana de levante en el mercado de San Fernando, había un hombre apoyado en la barra del bar. Miraba al amontillado que tenía en sus manos, buceaba en el sosiego y frescura de su agua en calma tan pegada a su tierra y, levantando sus ojos de mar, me dijo”La gente en Andalucía nace donde quiere” y entonces comprendí el arco iris de los niños.
Los niños del sur son de muchos colores, “¡Imposible, imposible!”, me dirás, y yo te contestaré que los niños son gente tan seria que no conocen lo imposible, y esto no es mío sino de Kafka.
Sí, los niños de Cái son bebés tostados al sol, sonrosados al amanecer. En sus manos, los deditos juegan a bulerías y seguidillas mientras que de los ojos se descuelga la brisa de la marisma y de la boca el océano de mil matices.
En las calles de San Fernando hay un niño zurciéndose a la espalda de su madre. Negro como un tahúr, dos lunas encendidas que no esquivan sus presentes y, en su boca, una pequeña almendra que sonríe según la miras.
“¡Imposible, imposible!” Volverás a escupirme, sin embargo te agarraré de la mano y a la plaza del Rey irás, donde Varela pone orden a sus palomas, también en San Fernando, quillo. El bebé primoroso, vestidito de gala desde que se amanece hasta el ocaso. Lazos y lazos, capotitas de puntilla de la abuela, zapatitos de muñeco y mofletes tan rosas como vivarachos sus gestos. Cuelga de él esa alegría, alegría sureña que solo Caí te regala.
¡Imposible, imposible!, verás que tó es posible en esta tierra de mar, son y sal. Mira, mira, no te vayas, ahí viene, sí, el joven parado, pero observa qué lleva en sus brazos. Sí, de humildes pero inmaculadas polainas se tapan sus rollizos muslillos y ¡Qué carita tiene mi niño, qué salaíto es! Es luz, es agua, está tostado al sol de Cái.
Vete, vete ya, que en Cái no existe lo imposible, sino un arco iris tostaíto de niños al sol y el son del sur.

¡Imposible, Imposible!, de imposible ná, quillo…

5 comentarios:

Pedro Luso de Carvalho dijo...

Parabéns, Mª Ángeles, pelo sensível e belo conto. É sempre muito agradável ler os seus textos. Voltarei mais vezes.
Abraços.
Pedro.

TORO SALVAJE dijo...

Caí es el Macondo de aquí.

Besos.

Anónimo dijo...

Hacía tiempo que no leía tus cuentos e historitas.
Un arco ireis tostaiiiiito en verdad.
un abrazo.
Ambar

Ambar dijo...

Una historia preciosa. Besos

El collar de Hampstead dijo...

Suena el son del sur entre tus letras y puedo ver ese arcoiris tostaíto...
; )

Besos y buen finde.