Epílogo del diario de
una novata
10 de marzo, 2016
Tengo el cuerpo como si en vez de haber estado en la
presentación de Sevilla…Gymnopédies, hubiera ido a un combate de boxeo
¡Destrosao!
Hasta la hora H escuché música, fregué, planché, compré unos
tomates, vamos, una maruja alioli cualquiera, no una estrella fulgurante a las
puertas del triunfo. Luego pasé al momento de la meditación, eso que hacen los
toreros antes de salir a la plaza “Encomendarse a todo lo que encuentra”. El
perro me miraba con una cara rara, pensando posiblemente que a su ama se le había ido la pinza definitivamente. La última fase fue la decoración: debo
recordarme no volver a pintarme. Nunca lo hago y cuando lo hago no conozco a la
del espejo. Para colmo me di rímel que se corrió en su debido momento y unas
sombras negras debajo de los ojos feas, muy feas. Así salí de casa con la
desconocida que ocupaba mi cuerpo del brazo de su chico a tomarse una copa ¡Qué
rica estaba!
Me sentó tan bien correr el alcohol por mi body que cuando
llegue empecé a besar a todo aquel que aparecía delante de mí hasta el punto
que fui un momento al baño y me crucé con un propio que salía del baño de
caballeros, le sonreí y le coloqué un par de besos. El propio se dejó y luego
me preguntó quién era yo. Un tipo desagradable, pero no me amedrentó y cuando
salí del baño, continué disparando besos. A toro pasado pienso que lo que
necesitaba era sentir el calor de la gente, está clarísimo, porque cuando me
fui besé al portero. Rosa, mi
prologuista, me prohibió terminantemente llevar a mi espíritu de Lola, Socorrol
Marmol Bris, mi mentora y madre literaria, me vigilaba con un spray en el bolso
por si decía tacos, y yo mandé a galeras a mi yo cenizo, total que estaba tan
limitada que decidí reconvertirme a repartidora de besos.
Y llego la hora D y el corazón empezó a hacer “Pumpun” muy
fuerte y pensé ¿y si me muero ahora, en mi apoteosis, con lo que me ha costado
llegar hasta aquí? Y resucité de mi desvarío mental y me relajé al escuchar a
los ponentes rezando que no llegara el momento en que mi voz tuviera que regurgitar
palabras, pero llegó claro, para eso estábamos allí.
Mientras hablaban los ponentes y les escuchaba, me entretuve
en mirar a la gente. Sentí que estaba en una nube y veía a la gente con nitidez
balanceándome en sus rostros, recreándome en recuerdos vividos con muchos de
los allí presentes.
Llegó lo inevitable. Saqué mi chuleta, miré a la gente,
sonreí, pensé en mi Esperanza Trianera que me había guiado hasta ese momento y
comencé a hablar con timidez, con la
emoción e ignoracia en mis costuras hasta que me fui serenando, viendo sobre
todo tres rostros cuyos ojos no pestañeaban y me decían “Estamos contigo”.
Gracias José María Villada por tu mirada tierna y repleta de cariño… Y allí te
vi sentada en primera fila con mirada inquisitiva traduciendo cada una de mis
palabras, pero también con los ojos rebosando el cariño que siempre me has
regalado. Porque si hay una seña de identidad de Soco Mármol Brís es su
generosidad. Y cada mirada mía que reposaba en la tuya me hacía sentir a salvo
de tribulaciones e inseguridades. Una vez más has estado a mi lado ¡MUCHÍSIMAS
GRACIAS!
Me abrazaba a la gente mentalmente, sentía a mis amigos
ausentes, a mi madre ausente, a mi familia vallisoletana ausente, a la familia
literaria latinoamericana ausente, a mi otro mentor, Luis Alcocer, ausente, los lectores de los blogs, Juan Escarpelo,
Paula Aragón,a mi amiga Marian ausente, sin embargo todos cosidos en mi corazón
sintiendo su fuerza conmigo. Regalaba
sonrisas titubeantes, la inseguridad me atenazaba y mis ojos, de pronto
chocaron con un rostro conocido, como si hubiera formado parte de mi paisaje
vital. Nos abrazamos en silencio y después palabras atropelladas. Un trocito de
los Cantalapiedra estaba también allí para acompañarme, para dar ese calor
familiar que nunca pudimos disfrutar. ¡Muchísimas gracias! uno de mis lemas
preferido vuelve a salir a la palestra" No importa lo que tardes, lo
importante es llegar" y ayer llegué a mi otra familia mientras mi novela
Sevilla…Gymnopédies” se presentaba en sociedad en una sala llena. Mientras, yo hablaba subida a aquel púlpito, de vez en
cuando te miraba y tus ojos expresaban muchas cosas, Blanca… A esas alturas de
la película tenía el corazón pletórico pues había finiquitado mi primera estación
de penitencia.
Las palabras de Socorro remataron este día tan especial “Estuviste
perfecta: sensata -lo cual es un logro en ti- sabiendo hablar pero, sobre todo,
midiendo con talento tus silencios y llena de ternura expositiva. Estoy tan
orgullosa de ti...”
Y ahora, este diario de novata también termina. Mis
siguientes estaciones de penitencia serán luchar por Sevilla…Gymnopédies que
ojala guste y se venda. Seguir escribiendo…
Pero de esta aventura me queda grabado a fuego dos cosas:
humildad y generosidad. Dos puntales necesarios para vivir con los demás, a
recordármelos cada día nada más despierte.
¡UN MILLÓN DE GRACIAS!
7 comentarios:
:)
Me alegro muchísimoooooooooo!!!
Felicidades!!!
Besos.
El beso y el apoyo personificado no te lo pude dar, pero te mando un abrazo cargado de energía y de mis mejores deseos de éxito para tu novela. Seguro que viniendo de una maestra en el uso de la pluma será un éxito.
Besos y éxito
Un besazo enorme que te mereces lo mejor.
Qué bien María Ángeles!
: )
Ahora a seguir!
Besos de ánimo.
¡Ësa es mi chica!!!
Me he visto allí, en esa sala repleta; gozando con el calor que tan maravillosamente trasladas a las letras.
Me alegro mucho por ti, amiga.
Y brindo porque se venda muy bien ese trocito de tu alma que has entregado al mundo.
Un ramito de besos.
¡Enhorabuena!
¡Que bien has narrado tu experiencia!
Lo he vivido como si hubiera estado allí. Tus letras tienen alma, llegan muy adentro y hacen que se despierten sentimientos a raudales.
Me hubiera gustado acompañarte en esa ciudad y esa calle tan querida para mi.
Es apasionante tu aventura.
Ya te he contado que te tuve muy presente ese día...
Te deseo mucho éxito.
Un millón de besos.
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