Es tiempo de promesas después de
años, meses, de desencantos.
“Puedo prometer y prometo”
Frase mítica de un tiempo que los españoles vivieron. Nadie como el hombre que
la pronunció para tomarle como símbolo de que prometer es gratis, incluso
loable. Sin embargo, a la hora de la verdad, son muchos escollos para llevar a
cabo la promesa dada, algunos insalvables.
Otrora, el verbo prometer me
suena a engañifa, a estafa. Unos, porque gracias al Altísimo, sus promesas serían
inviables ya que si hacen lo que prometen, hundirían un país y pasaríamos a ser
una nación como muchas que hay sin recursos, con la voces atadas y los derechos
asesinados por mucho que loen a la libertad ¡Mentira! Otros, venden humo, y los
más versados en estos menesteres trafican con mentiras.
Anoche vi un anuncio que, según
transcurría su trama, más tocaba en mi fibra sensible. Decía verdades, narraba
historias comunes de cualquiera de nosotros, ¡ases quienes lo diseñaron!, sin
embargo, al final del anuncio, cuando se desentraña quien lo dice, cambié de
canal por el coraje que me dio.
Sí, estamos desencantados, muy
cabreados y muy quemados, todos. Unos con más razón que otros pero, en suma,
somos todos. La realidad es que lo que tenemos ya no vale. Ha de pasar tiempo
para que en ese tiempo nazcan y se formen nuevos personajes en los que creer y
depositar nuestra confianza, encandilando a las masas con su verdad,
honestidad, trabajo y hechos. Personas creíbles, modelos a seguir e imitar, si
la ocasión lo requiere.
Los personajes recién nacidos,
como quien dice hace tres días, a unos se les cae sus propuestas por sus hechos
y a los otros les falta aún solidez. Y lo que hay, los dos bastiones más
seguidos, es mejor apagar la luz para no verlos.
Mientras, hago mías parte de
las palabras de Juan Goytisolo, último premio Miguel de Cervantes. Y no por su
guiño a Podemos, ni mucho menos, sino por su compromiso con la realidad aprovechando
sus letras para denunciar, haciendo referencia a la convulsa realidad que nos
está tocando vivir, a las miles de injusticias sociales, a tanto ladrón suelto,
a ese 20% de nuestros niños que vive bajo el umbral de la pobreza, a esa mirada
corta y desviada que lanzamos cuando las cosas no nos gustan, pero que nos
dejen vivir en paz mientras el tiempo lo permita. No nos merecemos que se
mercadee con nuestra España y nos conformemos con “la mierda” que engulle
esperanzas e ilusiones.
Seamos consecuentes, analicemos
sin prisa, pensemos lo que nos conviene a cada uno que al final será en bien
común. No votemos con rabia aunque estemos rabiosos y tengamos motivos más que
suficientes para mandarles a “la mierda” Tampoco cojamos una pataleta y nos
vayamos de excursión en vez de depositar nuestro voto, o nos quedemos en casa
refunfuñando, no. Vayamos todos y depositemos nuestra verdad en las urnas.
¡Vaya mitin que os he dado!
2 comentarios:
Es cierto que reina el desencanto por todas partes; pero tenemos que tener esperanza en que vengan tiempos mejores. Muchos besos.
Todo está muy confuso, tan confuso que la gente apenas va a cambiar su voto.
Pobrecito pueblo.
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