viernes, febrero 27, 2015

LA PATATA Y DOÑA PURI

No me voy a andar por las ramas… La patata no tiene secretos para mí. Es más, hace escaso cuarto de hora me he erigido yo sola (no necesito ayuda de nadie) como reina de la patata 2015. Por si hay alguna duda, el año pasado me nombre reina del carnaval patatero.
Alguien se estará preguntando de qué puños está hablando hoy doña Puri… Pues de la patata, pura y dura. Tubérculo comestible, hijo mío. Porque no podéis tocar mi piel, pero suave como la del culito de un niño. ¿Y por qué? Su poder suavizante y para más bemoles, calma el dolor y deshincha las zonas hinchables… Que te quemas, patata… Que tienes acné, toma más patata… Que tus ojos están cansadísimos, más patata…
Tranquilos, no tengo ni me he comprado un patatal; lo mío es más sesudo. Comenzó cuando… Llegó la crisis… No hagáis cuentas, en mi casa media vida y más hemos estado en crisis. Pero el día que aterricé a darme cuenta, no guiarme por la intuición, fue cuando saqué mi súper monedero  Louis Vuitton para pagar medio kg de plátanos y nada más que encontré en mi lindo monedero el crucifijo que llevo siempre… Me quedé parada, luego helada y por último miré al crucifijo y le dije “Qué, para cuándo el milagro de los panes y de los peces…” Ni me contestó, ni actuó. Así que me llevé dos plátanos nada más.
Una vez en casa me puse a machacarme los sesos, mucho, mucho rato, pero al rato me di cuenta que mis sesos han sido siempre escasos, de nada servía estar perdiendo el tiempo. Así que como primera medida metí en el cajón de los dulces recuerdos mi monedero  Louis Vuitton; eso sí, saqué el crucifijo. Era ridículo ir de it girl con un Vuitton lleno de aire. Saqué un monedero de plástico con  el anagrama de la Tour Eiffel, metí el crucifijo a ver si se explicaba en el nuevo habitáculo…, y se explicó, vamos que si se explicó.
No penséis lo que no es; no se me multiplicaron las monedas ni los billetes… ¿Recordáis la película de Casablanca cuando se dicen “Siempre nos quedará París”? Pues a mí en versión patata… Nunca, jamás, desde entonces abro el monedero y tengo para comprar patatas… Otra cosa no, eh.
Total, me puse a espachurrar la imaginación que de esa tengo una jartá y toma que toma patata… De todas las especialidades, variedades…, viudas, solteras, casadas, divorciadas, fritas, en tortilla, en salsa, sin salsa….
¿Qué he logrado? Primero dar de comer a mi familia, eso sí, cada vez tienen más cara patata, y no sé cuánto tiempo más podré sostener esta situación antes que me den con la cazuela en la cabeza. Y segundo, pues que me dejen de dar la tostada con la pregunta recurrente “¿Qué hay para comer?” Ya no me lo preguntan, les he dejado mudos o sin palabras; tanto me da.
Ya sabéis, amigos, si queréis quedar bien, una cena distinta o romántica, tengo vuestra receta… Preguntad a doña Puri, ella nunca corre riesgos.

¡Feliz fin de semana, amigos!

2 comentarios:

Micaela dijo...

Muy ingenioso y recurrente. ¡Qué rico un plato de patatas fritas con huevo! De lo más sencillo y también placentero. Besos.

SALETA dijo...

Bueno... Veo que te has arriesgado a concretar eso que decía Borges: "La vida son unas cuantas tiernas imprecisiones".

Sí señor, la narrativa es cosa de los valientes.

Un abrazo.