Me imaginé librerías extensas con palabras guardadas, silentes, expectantes a que alguien se perdiera por los pasillos tenebrosos de un cementerio de jergas estrafalarias donde un pájaro se transforma en grajo, ruiseñor o estornino. Sí, todos son pájaros, pero cada uno de una especie y cada especie una bella palabra. Incluso había una estantería de árboles vestidos de robles octogenarios, olmos y abedules…
Hasta me llegué a encontrar en unas escaleras tres palabras perdidas, languideciendo de desamor porque el mundo ya no quiere saber de un léxico rico y armónico.
Tal vez un día olvidemos nuestro nombre, todos nos llamaremos igual. Seremos tan pobres de conocimiento que, aunque Marte sea nuestro vecino más próximo, habremos perdido nuestra seña de identidad: la riqueza de una palabra.
10 comentarios:
Que cierto es que cada vez usamos menos palabras.
Incluso las sustituimos por signos o combinaciones de ellos.
Deberíamos rectificar.
Besos.
¡Quia!
Como me gusta lo que dices.. tienes toda la razon,mas claro no se puede decir.
Un beso
A estas horas... ¿compartimos un havanita?
Son pocas palabras, es cierto; pero... ¿y lo que dicen?
Besos, prenda.
La palabra con los ordenadores ya nos nutre en silencio.
Es cierto cada vez la gente se aísla más.
Buena observación, pero aquí siempre están y sobrevivirán nuestras palabras.
Besos querida Angeles
Reflexivo el texto, actualmente usamos mucho el ordenador y menos
las palabras, un placer leerte.
feliz semana.
Quien habla, se manifiesta, se desahoga, alivia el ánimo... Quien calla, se traga los sapos y culebras y, además, es tildado de insociable. ¿Caminamos hacia la incomunicabilidad? No se lo recomiendo a nadie...
Besos y abrazos.
Julio.
Vivan las palabras y quien las sabe usar con inteligencia y amor...
besos
Me gusta ese abrazo. Me identifica más que el principado de Asturias.
Besos de Princesa
Amiga muy querida,
Lo que escribe vale mas que un trillon de palabras.
Un beso!!!
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