martes, julio 15, 2008

MENUDENCIAS DE VERANO: el taxista roquero

Recordadme que en la próxima vida sea mujer florero; ésta de ahora, reencarnada en woman intrépida, me está dejando para el arrastre.
Con un solo cuerpo quiero estar como Dios en todas partes sin reparar que Todopoderoso sólo hay uno, y mi cabeza que comienza a parecerse a una jaula de grillos en verbena perpetua.
Hoy nos mudábamos de edificio en el banco y en mi afán porque el asunto se agilizara, yo ayudaba a los fulanitos de carga y descarga, con tanto ímpetu, que les he dado hasta mi bolsa de fin de semana. Cuando me he dado cuenta, he salido como una poseída a rescatar mis enseres. La hora se me echaba encima y perdía el tren con destino a mi pueblo, con lo cual, he decidido coger un taxi. ¡La madre del cordero! Lo justo para mis nervios aflorados. He entrado en el coche despanzurrándome en el asiento y, de pronto, el coche ha arrancado como alma que lleva el diablo. Un hilito de voz me ha salido de mi garganta profunda para decir “Tengo prisa, pero mis nervios necesitan calma”
El taxista ha frenado en seco y mi cabeza se ha puesto en el asiento del copiloto “Señora, lo que usted necesita es marcha” Dicho y hecho. Ha ido a una velocidad elegante, pero para templar mi ánimo me ha puesto música. Música que juraría que salía hasta debajo del asiento. Un rock duro entraba y salía por mis tímpanos dejándome al otro lado de mis sentidos. Allá donde se halla la sedación por amontonamiento.
Cuando hemos llegado a la estación, ha vuelto a frenar como cuando metes tu cuerpo en un turbo y se ha vuelto hacia mí y me ha dicho “¿Qué, mucho mejor, a qué sí?”
He pagado como he podido y me he precipitado al asfalto. Al entrar en el recinto, he oído una voz tras de mí “Señora, su equipaje. Tome una tarjeta mía por si alguna vez me necesita. Con clientas como usted da gusto” Y con las mismas se ha ido ladeando el cuerpo de un lado a otro, de tal forma, que cuando he reiniciado mis pasos, juraría que andaba como él.
Ahora estoy preguntándome si me vería tan pirada como él… Seguro.

6 comentarios:

Carlota dijo...

jajaj... llámale, igual se acabas cogiendo gusto (a su música, digo) y te acaba relajando ir en ese taxi ;). Un beso!

José Manuel dijo...

...pasaba a dejarte un beso. Y aprovecho para anunciarte que la semana que viene tengo una mudanza, por si quieres bajar a Sevilla a echar una manita, que tenemos una temperatura muuuuu agradable :-)

Maria Coca dijo...

Jajaja, qué cosas te pasan! La verdad es que lo he vivido a través de tus palabras y me ha hecho sonreír, aunque el mal trago del momento, a tí no te lo quita nadie.

Besosss

Leopoldo Espínola dijo...

Qué barbaridad. Cómo dicen en Canarias, tu vida es un "revoltillo". No se te ocurrió invitar a una cervecita al taxista.
Bueno, que tengas un buen finde. Yo también me voy a mi pueblo, espero no dejarme nada en Sevilla.

Un beso siquilla.

Catalina Zentner Levin dijo...

Un gusto leerte, María Angeles, tu prosa es viva, elaborada, logras captar el interés en forma amena, desde el primer momento.

Un abrazo,

Sergio dijo...

Casí te imagino, dando tumbos de un lado para otro y al ritmo del rock, buen susto te sacaste.

Que te diviertas y un abrazo.