¿Qué ciudad o pueblo no está bonito estos días?
Ninguno. El qué más o el que menos se ha engalanado, según sus posibilidades,
para recibir las fiestas del año. Unos las aborrecen, otros las engrandecen
sacando a su niño chico que llevan guardado en sus entretelas mezclándose los
niños que crecen y los niños que fueron. El otro día me paseé por Valladolid
recalando en la plaza Mayor y me llamó la atención la amalgama de personajes de
distintas edades que admiraban su decoración sacando móviles y haciendo fotos
con sonrisa; no encontré ninguna cara indiferente. Incluso en el portal de
Belén seguramente muchos lo mirarían por su belleza, no por sus creencias, pero
para mí era suficiente pues me transmitía que el ser humano en su diversidad a
veces se unen aunque sea en una admiración.
Podría en vez de hablar de estas cosas banales,
hablar de las tragedias que se suceden cada medio minuto en la tierra. Cierto,
sin embargo estoy convencida que por encima del estiércol siempre nace una
planta que nos oxigena y todos, el qué más y el qué menos, necesitamos luz para
seguir caminando. El humor español a veces es demasiado cruel, cierto también,
pero existe una gracia sana que no se puede remediar.; no han pasado ni treinta
segundos y hay un “Meme” circulando por las redes que nos provocan una sonrisa.
Yo hay días que me levanto con el pié cambiado deseando que alguien diga para
yo morder, pero siempre, siempre, encuentro a alguien con una frase, con una
mirada, con un algo que me hace poner, aunque me cueste, el pié en su sitio. El
mundo es de todos y en él cabemos todos. Habrá quién nazca para fastidiar, para
doler con arrugas anidadas en las comisuras de su alma y habrá quienes a pesar
de su lucidez dolorida son capaces de sacar algo bueno. No quiero que con esto
que escribo esté diciendo ignorar esas realidades sangrantes, no. Pero
conociéndolas, por desgracia muchos viviéndolas, debemos tirar todos del carro
como sea, cada uno con sus posibilidades, con su ingenio.
Esta mañana Madrid se levanto de gris, un gris
claro envolviendo todo de una ceniza dulce. Me asomé al patio de luces de mi
casa, es ancho, con muchas plantas en el entresuelo, con luces amarillentas
desdibujando sombras tomando el primer café y me di cuenta que mi patio
cotidiano, ese al que me asomo a tender la ropa, a respirar el silencio, a
fumar en la ventana mientras mis hijos charlan delante de un vino cada noche,
se había convertido en un traga niebla. Sí. La niebla desde el séptimo piso se
había colado hasta llegar al suelo diluyendo todo su entorno; fue mágica la sensación.
Sí, pensaréis que soy una ilusionista; puede, pero
en eso no quiero cambiar.
Buena semana, amigos!!!
6 comentarios:
Bellísimo texto el que escribes hoy, gracias por dejarme asomar a tu lindo patio.
Un abrazo
Si que eres ilusionista pero ! ni se te ocurra cambiar !.
Besos
Me gustas ilusionista, por eso te visito siempre que puedo, para hacerme dueña de la magia de tus letras.
Es verdad, las ciudades y los pequeños pueblos, estos días lucen sus adornos y hay una alegría especial por las calles.
Muchos besos.
Me ha encantado el texto Mª Ángeles, y estoy totalmente de acuerdo, hay que tirar del carro sacando una sonrisa; siempre con esperanza.
De todo corazón, desde la Tertulia Cofrade Cruz Arbórea venimos a desearte una muy Feliz Navidad.
¿Es invierno? ¿Y está calentando el sol? Creo que la Navidad hace milagros.
Besos de Reina
Eso es ser positivo. Ni se te ocurra cambiar. Es bueno para ti y para los demás.
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