¡Qué placer
escribir en un ordenador y no en una lenteja! Y que no me vengan vendiendo la
moto: el tamaño importa. No es lo mismo ver una película en mi televisión
de diecinueve pulgadas, que ver un partido
de futbol en tele de mi amiga que casi tienen que sacar el sofá de casa para
meter la tele. Ese día me sentì dentro del césped dando patadas en las espinillas
de los jugadores del Real Madrid para que ganara mi Atleti. Resumiendo, el tamaño inspira. Yo con el móvil
mi capacidad de decir tonterías empequeñece, en cambio me pones delante de un ordenador
y me creo Pérez Reverte.
Ahora, he
comprobado que la capacidad de decir y hacer, tonterías es infinita. No
necesitas experiencia alguna. Un poco de imaginación, grandes dosis de ganas de hablar,
¡ah!, y no pensar, sólo dejarte seducir por el pensamiento y vomitar lo primero que te viene a la lengua.
¿Por qué afirmo
esto? Esta mañana me he dedicado a leer las letras gordas de todos los
periódicos que se han querido poner delante de mis ojos, y me supongo que la
dirección de dichos noticieros tenía la necesidad de rellenar huecos… “Mujer
pide autorización para casarse con su perro”, “Mujer embarazada la crece una
pierna”, “Concurso de comerse una sandía sin manos en menos de un minuto” “Se
venden las cenizas de Truman Capote”, en esta noticia me he parado, y me he
preguntado ¿qué darían por unos calzoncillos sin lavar de Robert Redford?
Cuando me he terminado de formular esta pregunta, me he dado cuenta que me estaba
contagiando, y soy fácil de contaminar.
¿Veis como el
tamaño importa? Seguro que han escrito las noticias en ordenadores potentes,
cuánto más potente sea el chisme, más capacidad.
Otra cosa en la
que también influye el tamaño: los titulares. Sí, las letras gordas son como un
escaparate para que piques, entres y compres. Y efectivamente, el titular te ha
enganchado, entras a leer y muchísimas veces te han vendido humo, o no
entiendes la jerga del periodista, o está tan mal explicado que te sales con la
mente apaisada.
En esto del
titular o titulitis, me di cuenta cuando ya no había remedio con el titulo de
mi novela “Sevilla…Gymnopédies”, un título difícil, dificil de narices. Sin embargo, si a mi
novela la hubiera titulado “Extasis”, “Tócame mucho” “El ciruelo de Lucifer”…,
no sé, cuanto más absurdo, más llamativo, seguro que en Tordesillas, por hablar
de un pueblo y poner un ejemplo, pues ya conocerían a MªÁngeles Cantalapiedra.
Si es que cada vez que alguien se ha acercado a mí a felicitarme y me ha
preguntado el título de la novela para comprarlo o quedar bien y lo he dicho
con la alegría pintada en mi voz, me han respondido “¿Cooomorrr?”
En fin voy a
volver al móvil, ahí mi capacidad de decir tonterías es más pequeña.
¡Buen fin de
semana!
2 comentarios:
Somos así de simples...nos dejamos llevar por lo que más reluce y nos llama la atención. Un fuerte abrazo.
No es el móvil, porque yo siempre utilizo el ordenador y ya has podido ver cuando me lees.
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