DIARIO DE UNA NOVATA
30 de enero 2016
Es mejor esconderme detrás de unas letras. En casa insisten
en que no aburra a la gente con mis cuitas de escritora aterrada, que se devanea
entre la inexperiencia y la ilusión a
partes iguales. Así que un folio en blanco me escuchará sin decir ni pio; mejor,
yo me lo guiso, yo me lo como.
Cuando dudo, el mundo se tambalea a mis pies, y cuando estoy
segura de lo que quiero tiro del carro igual que si me hubiera desdoblado en
dos bueyes que aran la tierra guiados por su amo que sabe su objetivo. Hoy
estoy tranquila después de una semana que he discutido con todo lo que se meneaba,
casi casi hasta con mi editor y el infeliz de mi perro. No quiero ser el ombligo
del mundo ni convertirme en un ser impermeable que le resbala todo lo que acontece en
su entorno y solo le importa lo suyo, no. Pero sé que soy la única que debe
defender y sacar adelante a SEVILLA…GYMNOPÉDIES, mi novela, nadie mejor que yo
para dar a conocer la criatura que he gestado.
Para olvidarme de mis descalabros de la semana, me concentré
en buscar lugar para la presentación de la novela en Valladolid. Terca como una
mula me pasé tres días dando la brasa por teléfono a todos los centros
culturales vallisoletanos; ya lo tengo: la sala Revilla, la he reservado para
dos días a expensas de lo que me diga mi editor, 14 y 21 de abril.
Después y para no hundirme en mis miedos, me puse a idear
qué palabras saldrían de mi garganta en cada una de las presentaciones.
Ciudades distintas, oyentes diferentes, a todos nos gusta sentirnos especiales
cuando nos hablan. Y en mi búsqueda encontré algo de mí que desconocía: pensaba
que el arranque de mis letras era a partir del 2001 ¡Y qué va! Hallé una carpeta
cuyo tesoro se había vuelto rubio por el tiempo. Un montón de artículos de
Miguel Delibes y Francisco Javier Martín
Abril revoloteaban entre anotaciones de una cría de apenas 15 años; me emocioné.
Hasta Josep Pla yacía allí con anotaciones de “Viaje en autobús” y yo
escribiendo que era un observador agudo de la realidad hasta de sus pequeños
detalles. Con ojos avaros recorrí las letras amarillentas de Martín Abril comprendiendo la naturaleza de mi
escritura hoy en día: sencilla, llana, sin fisuras, amable(no soy pedante ni
creída, es lo que opino de los renglones que se escapan de mis dedos, en
global, porque basura he escrito hasta aburrirme de mí misma)
He dormido como un lirón. Es cierto que nadie conoce a
MªÁngeles Cantalapiedra como escritora, pero ella sí conoce algo más de sí misma
para defender y difundir a su criatura SEVILLA…GYMNOPÉDIES… Mientras, tecleo
las últimas letras de mi diario, el diario de una novata que quiere hacerse
conocer y no sabe cómo y espanta sus miedos y sus inseguridades a golpe de
teclado.
1 comentario:
Me gustaría tener tu fuerza de voluntad para publicar algunos de mis poemas...
Seguro que lo harás muy bien.
Ánimo.
Besos.
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