martes, noviembre 24, 2015

VUELO RASO

No sé si habrá gente que hable tanto del tren como yo, tampoco sé si las personas que me leen pensarán que soy una fórmula propagandística de Renfe y Adif; os aseguro que no. Sin embargo sé las sensaciones que me provoca este medio de transporte ya que una parte de mis horas las paso allí metida…
Cuando me acomodo en el sillón se produce el primer registro: es temprano, todo el mundo entra silencioso a ocupar sus plazas; huelen a jabón y agua fresca.  Cierro los ojos y apoyo la cabeza en el respaldo. Las voces son suaves entremezclándose unas con otras, palabras nítidas que conforman frases mientras mi desdén se bambolea  haciendo conjeturas de quién será quién. Voces que, a esas horas, se transforman en susurros y arrullan mi sopor cuando, en megafonía, acude a agitar a unos y a otros  para que suban o bajen en la estación de turno.
Abro los ojos encontrándome con copos de nieve decorando el paisaje, el calor de la chimenea en mi mente y el aroma a leña y piña colgado de  mi olfato… Cierro nuevamente los ojos; el tren arranca y mi ánimo  vuelve a reposar prendido de voces vitaminadas de ilusión y competencia. Es un don que nos regala cada comienzo de un día más en nuestras vidas: el poder acallar los fantasmas, el prodigio de la oportunidad para enmendar los errores, asumir, o mejor dicho, aprender a asumir los pequeños desastres cotidianos.
Abro los ojos y la niebla se cuela por la ventana. Respiro silencio, sosegada paz que enmienda el equilibrio del ánimo y la voluntad para seguir galopando, no perdiendo de vista las huellas del camino de cada cual.

Ya he llegado a mi destino; recojo los aperos y me dispongo a labrar  el tiempo que me sigue a la zaga sin dejar de lado al Peter Pan que corretea en los interiores de la persona que soy y, acicalando mis canas, mientras hago equilibrios para no perder la madurez.

3 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Me transmites sosiego y paz.
Tu madurez es espléndida.
No la pierdas.

Besos.

SALETA dijo...


Mi madre (q.e.p.d.) trabajó en la RENFE.
Seguimos sumando coincidencias. Aunque esta no te la esperabas tú, jeje.
Una delicia, como siempre, leerte.
Besos ferroviarios.

El collar de Hampstead dijo...

Me ha gustado mucho ese final diciendo que haces equilibrios para no perder la madurez.

A mí es que me encantan los trenes,desde pequeña.

Besos.