Uno…Hace frío, es
hielo todo lo que te rodea, te sientes tan perdido que cierras los ojos, tal
vez sea un mal sueño, una pesadilla. Sin embargo cuando los vuelves a abrir
sigue rodeándote la nada más absoluta, te asfixias, te ahogas pero ahí te
quedas al borde de un precipicio pendiente de un hilo invisible; presientes,
palpas. El vacío que siempre existirá.
Dos…Lágrimas
furtivas persiguen su camino. A veces se traban, se pierden, se ciegan en su
peregrinar; tristeza y soledad aúnan su pena. Te levantas, te enderezas y
continúas el calvario. Incluso a veces se desdibuja su imagen, su sonrisa, y temes que el tiempo borre su huella.
Entonces plantas una semilla con su ayer mientras tus lágrimas riegan la
semilla del recuerdo… Respiras hondo y sigues caminando.
Tres…Es una tarde
colgada del invierno; son las cinco cuando algo me empuja a asomarme a la
ventana. Un sol extraño, hermoso y dorado me envuelve, me acuna con su luz y…
siento paz, mucha paz.. Miro al calendario, marca ocho de diciembre y una
lágrima se me escapa del corazón. Mañana será nueve de diciembre. Entonces ese
sol que me mira en silencio, con ternura, me abraza y se va.
A nuestro ángel le crecieron hace tres años sus alas; hoy ya
brilla como una estrella.
1 comentario:
Esta tarde sentí un abrazo similar al que describes, pero fue en sueños. Tal vez la mejor forma de sentir.
Besos mientras la borrasca barre el día.
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