Hay mañana menudas,
de inusual pereza en las que las horas se enganchan a las sábanas. No crees que
el tiempo pueda correr si tus ojos no se enredan con la luz de noviembre,
nostálgica y huidiza, y sigues ahí tapada con la noche para que el mundo te
olvide. Te estiras, te encoges, y saboreas ese calor que te das tú mismo encima
de un colchón. Pero mientras respiras y sueñas, la vida te está esperando. Está
esperando tu aliento, la sonrisa que pones según tomas el primer café, la
palabra mimosa que das al día para que sea benigno contigo. Sin embargo, tú
sigues guarecido en la madriguera de unas sábanas de hilo que seguramente bordó
tu madre pensando en ti, y que tú odias porque son difíciles de planchar.
Aprietas los ojos para ver si no se descose tu último sueño, ése que te hablaba
de un mundo mejor, ni tramperos, ni ladrones con corbata. Un mundo de niños con
cara de angelotes que sonríen al viento y juegan con la lluvia. Un mundo de pan
y cebolla para todos, que nadie se quede sin puchero. Pero un reloj que marca
las horas se obstina en llamarte, que abras tus sentidos que la vida te espera.
… Y me levanto sin
saber dónde estoy. Una niebla de tierno algodón me va besando según
camino, que juguetea enganchada en las
ramas de los árboles semidesnudos. Un frío cristalino me acaricia la cara como
suele hacer y ser ese frío castellano de inviernos crudos en la meseta y en el
páramo. El aire es tan racial como un lirio perdido; me acuna, me balancea, y
va despertando esos sentidos sin sentido que se niegan a ver la cruda realidad…
Poco a poco me voy adentrando en ella mientras me va susurrando que valore lo
bueno pues lo hay y lo malo, que es mucho, lo tome, lo estudie, que aprenda y
siga caminando con una sonrisa cuya
simiente está en el alma y que yo he de hacer florecer en esas mañanas que se
me antojan bordes y torcidas.
2 comentarios:
Esas mañanas cortan como navajas. El mejor remedio: una sonrisa sincera.
Besos mientras la humedad se cuela.
A veces un@ se levanta con mal pie... o simplemente cuesta deshacerse del, tan cálido abrazo de la cama en invierno pero todo es cuestión de un empujoncito y afrontar el día con una sonrisa!
Un abrazo amiga y gracias por compartir esta minuciosa y deliciosa descripción.
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