Hoy, 5 de noviembre
de 2014, después de llevar alrededor de diez años escribiendo, he terminado mi
primera novela, bueno o lo que pretender ser. Tengo los sesos
espachurrados, una sensación como si
hubiera perdido la noción del tiempo en aras de la imaginación; estoy agotada y
me duele todo. Tal vez sea una especie de parto, y lo primero que he pensado ha
sido en los verdaderos escritores, porque lo mío es un juego, no me engaño. Si
yo estoy como hueca, vacía por unas simples páginas, cómo se sentirán aquellos
que tardan años en escribir una novela. También recuerdo las palabras de una
amiga cuando la reprocho que no se descargue libros por internet y ella me
responde “Lo que hay en internet es gratis, y es igual que si vas a una
biblioteca y coges un libro para leértelo en tu casa”, y en cierto modo tiene
razón, pero pienso que escribir es como pintar, arreglar un coche, o ser un
ebanista, arquitecto, abogado…, un oficio al fin y al cabo que debe tener su justa
recompensa económica. Es de suponer que el que escribe y vende sus libros es
porque es su trabajo y quiere vivir de ello. Los libros son carísimos, la
música otro tanto, no hay presupuesto en los tiempos que corren para permitirte
ese lujo, lo sé, pero muchas veces pienso que debería haber un canon simbólico
para poderte descargar esos libros o esa música, como en Spotify, en el cual
nadie perdiera ni escritores, ni músicos, ni nosotros los consumidores.
¿Me gusta lo que he
escrito? No lo sé, el tiempo lo dirá. Por una vez en la vida haré caso a mis
amigos escritores y la dejaré reposando, no mucho porque me quema en las manos.
Una cosa sí que debo a este montón de hojas que he escrito en estos seis meses:
me he reído muchísimo porque tal como iba escribiendo convulsivamente, me
imaginaba la escena que era un sainete, uno detrás de otro, y rompía a reír con
todas mis ganas. Habla de un puñado de mujeres, de la amistad, de los complejos
que a veces somos incapaces de reconocer, de la bondad humana y todo en clave
de humor. Si alguno estáis pasando un mal momento, pedídmela, al menos os
reiréis un rato.
En este momento me
siento un tanto huérfana, como si mis compañeros de viaje se hubieran ido, pero
temiendo que esto me fuera a pasar, hace unos días comencé a diseñar otra
historia aunque como todo en la vida tarda en calar y madurar un sentimiento,
una sensación, y ahora echo de menos a las locas de mis chicas que tanta
compañía me hicieron y que ya eran parte de mí. No me queda otra que decirlas
adiós.
3 comentarios:
Felicidades por el alumbramiento de la criatura literaria. Seguro que es una obra muy a tener en cuenta, tal y como escribes en el blog. Tu único pecado venial es el laísmo mesetario.
Besos tras una merienda al estilo áarabe, ya sabes: té con menta, pasas, almendras...
Felicidades, llevo no menos de 5 años leyendo y congraciándome con las estampas que nos regalas, tanto en la vía del humor como esas estampas de tu cotidianeidad que nos regalas.
Un abrazo enorme y de nuevo: felicidades!!
¡Enhorabuena! Espero leerla.
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