Sí, Teresa ha
vencido al ébola, ¡Felicidades, de todo corazón! Sin embargo llevo días
rumiando que llegara este día, en cierto modo hasta temiéndolo.
A partir de ahora,
Teresa, serás una estrella mediática, ojalá no te lo creas. Tu primera rueda de
prensa, programas que te ofrecerán el oro y el moro, listillos que querrán sacar
de ti todo y cuando digo todo es todo porque para ellos serás una muñeca, un
títere. Vendrán los políticos, todos querrán ser tus amigos, tus benefactores.
Los sindicatos te hincharán la cabeza de globos, unos bonitos y otros que mejor
se rompan mientras les llenan de aire. También se aproximarán lenguas mordaces
para indicarte quiénes son los buenos y quiénes los malos…
Sin embargo, hay
algo que todavía me da más miedo y eres tú. Tú, una chica normal, con trabajo
suplente y aspiraciones a un puesto en concordancia con tus estudios, una
amante de los animales, con un marido, hermanos, amigos y familia. Tú, Teresa
sí que me das miedo. Me das miedo que cuando salgas no veas el camino claro y
borracha de popularidad, no atines con tus pasos y digas y desdigas y hagas lo
que en tu anterior vida jamás hubieras hecho.
Ojalá, Teresa, que
te vaya bonito, que sigas con tu profesión ayudando a los demás y ojalá,
también, que el primer regalo que recibas según sales del hospital sea un beso
sincero y no interesado y que el segundo regalo que te den sea un perro, un
perro tan hermoso como Escálibur.
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