No lo entiendo, pero es un hecho, y el que no lo quiera ver es negarse una
evidencia... Y creo que mucha gente corriente, como yo, está igual, o piensa parecido, o igual de confundida...
Desde hace bastante tiempo me renegué, me enfadé, hice mi personal boicot
porque lo consideraba un robo al pensamiento ajeno, un tergiversar las ideas de
los otros en beneficio propio, un beneficio dudoso más allá de ensalzar un ego
particular. Sin embargo he de reconocer que tal vez estuviera equivocada, no de
pensar en quien indujo a enmarañar y deformar las convicciones ajenas,
rotundamente no; hace tiempo que dejé de creer en la honestidad de ese tipo de
gente.
Digo que tal vez estuviera equivocada en esa gente que como yo, personas
corrientes, normales, hayan llegado a la conclusión de que quieren algo, algo
que ven claro, que se han manifestado con rotundidad sin sacar los pies del tiesto;
con tranquilidad, con naturalidad, con sencillez.
Y si te manifiestas de esa manera, de alguna forma se debe encontrar una
respuesta, una solución legal, a esas personas que quieren ese algo que, el
resto, que somos muchos, no entendemos y por lo tanto nos negamos; es más, a la
altura de esta película que chirría en mi cabeza, sigo sin comprender, pero
insisto que los hechos hablan y, por lo tanto, hay que darles un respuesta, una
salida digna a ese numeroso grupo que desea algo.
Quizá este texto mío sea un tanto inteligible; sí, quizá lo sea porque
aunque escribo para ordenar el puzle interno en el que se ha convertido este trajín
de ideas que ni yo misma entiendo, y que durante mucho tiempo me han puesto
dolor de cabeza por no entender lo que los otros querían, hoy, aunque lo sigo
sin comprender, admito que mi pensamiento está girando a favor de ellos como
ciudadanos que tienen derecho a elegir, y lo que salga de esa elección, acatarlo;
es lo bello de la democracia. Sin embargo, hay un pajarillo dentro de mí que
también pía poderse manifestar y que, por supuesto, le den derecho a que le
consulten.
La evidencia es bastante rotunda me parece a mí, y si el ciudadano catalán
quiere que se le consulte si quiere o no formar parte del pueblo español, creo
que habrá una triquiñuela legal para que esto se haga. Dilatar esta situación
rocambolesca es absurdo porque puede llegar a males mayores, y que algunas
masas direccionadas pueden producir devastadoras situaciones. Antes de que se
llegue a ese punto, se deben dar salidas rotundas y congruentes. Vamos a ver,
si ellos quieren que se les consulte, por qué no se va a poder hacer.
Ahora bien, honestamente creo que al resto de los españoles tenemos el
mismo derecho que ellos a que se nos pregunte si queremos o no que Cataluña sea
parte de nuestra España plural, histórica, rica, bilingüe…
Sin duda la ruptura está provocada, como un parto inducido, pero es que
ayer el bebé nació y pidió que se le preguntara que papás quería para su vida
terrenal… Los políticos, aunque sea por una vez, deben hacer un ejercicio responsable
de su cargo, OLVIDARSE DE ELLOS MISMOS A FAVOR DEL PUEBLO QUE LOS ELIGIÓ y
solucionar este entuerto que un político sin zapatos un día provocó.
Cada renglón escrito de esta incongruente entrada, no he dejado de pensar
en una maravillosa persona que una vez tuve el privilegio de conocer. Se llama
Rate, es catalana de los pies a la cabeza y que por dentro corre la señera en
forma de V.
2 comentarios:
Voy a comentar tu entrada sobre este tema, cada día más delicado, con el propósito de transmitir el sentimiento de una catalana de padres extremeños y andaluces desde el corazón y esperando que esta "insignificante" voz pueda llegarle a alguien y entienda algo de lo que aquí, en mi tierra, está pasando.
Tengo 33 años, Mi lengua materna es el castellano y no aprendí a hablar y escribir correctamente el catalán hasta los 10. Siempre me he relacionado con total facilidad tanto en una lengua como en otra, en lo laboral y a nivel personal.
He nacido en un lugar hermoso, me he bañado en sus playas, he dormido al raso bajo la luna que alumbra las noches de sus montes... Siempre he amado esta tierra que me ha visto crecer, que me ha dado la educación y me convirtió en una mujer. La he amado tanto como al resto de mi país, pero de unos años a esta parte, he tenido que leer y escuchar, en periódicos, medios de comunicación y redes sociales barbaridades sobre los catalanes y sobre Catalunya, barbaridades que me duelen en el alma porque además no tienen ningún sentido ni fundamento.
He recorrido casi toda España y tengo amigos y familia en muchos puntos del territorio, gente que me acoge estupendamente cuando los visito, igual que nosotros hacemos cuando son ellos los que vienen. Los catalanes, a pesar de la opinión de algunos, algunos que incluso nunca han estado aquí, somos amables, educados y trabajadores, somos un pueblo plural y solidario.
Por todo eso, por la dinámica que está tomando esta historia, me asusta cuando alguien que admiro como en este caso tú, Mª Ángeles, habla sobre el tema y tengo que confesarte que, aunque no logres alcanzar a comprenderlo, me enorgullece saber que todavía hay gente con sentido común, que crea en la democracia y en el derecho a que las personas den su opinión.
Lo que está pasando es un hecho, la gente ha salido a la calle pacíficamente y en bloque, a mí eso me emociona y me llena de satisfacción de igual modo que te pasaría a ti o a cualquiera si sucediera lo mismo en su comunidad.
Personalmente aún no tengo claro qué votar si finalmente se realiza la consulta pero no entiendo por qué el pueblo no puede hablar. Tengo la sensación de que hemos llegado a un punto de inflexión en el que solo vale el no por el no y punto. ¿No es constitucional? Tampoco era constitucional que votáramos las mujeres y eso un día cambió. Si se quiere se puede.
Por otro lado, y perdóname por enrollarme tanto, me gustaría saber por qué los que no quieren que votemos, toman esa postura, sinceramente por que? Yo, desde mi comunidad, si Madrid, Galicia, Valencia o cualquier comunidad quisiera, incluso independizarse no le vería mayor problema siempre que lo hicieran pacíficamente. Que los políticos pudieran tener intereses personales a nivel económico, por ejemplo podría llegar a ser una justificación pero los ciudadanos? Esto debería abrirnos los ojos a todos sobre lo que hace con nosotros, todos los españoles, la clase política.
Bueno, amiga mía, espero haber sabido transmitirte lo que siento, es solo mi humilde sentir pero espero que aminore, aunque solo sea un poquito, esos chirridos y arroje un ápice de claridad a tus dudas.
Te mando un fuerte abrazo y te invito a que vengas cuando quieras, lo pasarás genial.
¿Por qué reducir la consulta a Catalunya (-ñ-)?
Con el mismo derecho reduccionista, se les debería permitir seguir siendo españoles a las ciudades, pueblos, barrios, comunidad de vecinos... seguir siendo parte de España. ¿Estarían de acuerdo los nacionalistas, de ambos bandos, con esta proposición?
-No -afirmo-, pues roza lo absurdo.
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