Hay ciertas cosas en
la vida que tardan en olvidarse aunque el tiempo cicatrice heridas e imágenes
dolorosas. Luego este mismo te hará sentirlas, mirarlas, desde otra perspectiva,
y el consuelo te limara sensaciones, se inventará resortes para que las huellas
no duelan tanto.
Pero hoy me refiero
a imágenes, sensaciones que, en vez de dolerte, te hacen pensar, navegar por
sentimientos que hasta ahora no te habías parado a descifrar; ni duelen, no te
intimidan, pero tampoco te afloran una alegría. Es como si la frialdad, el
escepticismo, te hieran mirarlas de frente…
Cada año que voy,
encuentro a aquel lugar más recoleto, como si fuera poco a poco perteneciendo a
él; tal vez porque ella esté allí me hace sentir de esa manera.
El otro día el
viento crujía meneando a unos débiles árboles recién nacidos. Dos rosales
permanecían en su esqueleto esperando la primavera como si en ese lugar de
cenizas también existieran las cuatro estaciones. La lluvia permanecía solapada
en alguna esquina aunque muchos de sus pétalos rozaran mi rostro ayudándome a
refrescar aquellos pensamientos que pululaban sin cesar por mi cabeza mientras
presentía el eco pálido de voces desgarradas; es cuando pensé que allí no me
gustaría pernoctar, ni siquiera pasar las horas de luz. Mis cenizas deberían
volar libres por ese sur que me despierta tanto quereres. Tal vez posarme en la
hoja de un olivo, o derivar en el cauce del Guadalquivir que va a la mar que
tanta luz me devuelve y mi ser se quedara encallado en una ola… Porque la
muerte iguala a los hombres lo que en vida les separa; este pensamiento me
consoló porque sé que ahí sí existe la justicia, porque desaparece la vanidad.
Cada año que voy a
ver a mi amiga, salgo de allí con una lección aprendida, como si yo navegara entre
dos aguas y me hiciera sopesar mis conductas pasadas, como si el valor de la
existencia fuera tan grande que malgastar los días en quimeras sería como
quemar el fuego que nos hace sentir que estamos aún vivos.
2 comentarios:
Volar hacia donde el destino nos lleve...
Como cuando vivíamos.
Besos.
Sé de qué hablas, al menos eso creo, y te entiendo perfectamente. Mírala a Ella, háblale y dile, te escuchará siempre y te estará esperando, porque es Esperanza. Un beso enorme.
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