viernes, octubre 04, 2013

MI FARMACÉUTICO

Me he despertado a las cinco de la mañana… Os preguntaréis qué se puede hacer a esas horas…También me lo pregunté yo hasta que me puse delante de una taza de café y las ideas surgieron frescas cual lechugas. Planché, fregué, cosí y abrí el correo de cinco meses acumulado, hice cigarrillos con una máquina explosiva, tomé café con la lluvia… Y cuando terminé, me vino a la cabeza mi farmacéutico. No le recordé porque sea guapo ya que no lo es, pero ayer gracias a un sablazo que me dio uno de mis hijos (las madres siempre, siempre pringándola con los hijos) fui a visitarle y mientras esperaba a que me despachara, le pregunté por educación qué tal el verano; me dejó con la boca abierta… Sin tapujos, ni miramientos, me contestó rápidamente “Fantástico”. Una que está acostumbrada a que la gente,  en estos tiempos que corren tan malos y desaboridos, te conteste a esa pregunta con pesares, pues este hombrecillo calvo, diminuto, de sonrisa fresca y amable, me hizo que fuera una indiscreta del copón porque ante mi incredulidad, le pregunté “Fantástico, ¿Por qué?”… Él levanto sus ojillos y mirándome con la alegría pintada en su rostro contestó “ Por nada especial y por todo. He leído mucho y muy buenas novelas, he paseado, he visto el mar y he hecho senderismo en mi Asturias querida… Pero, fíjate, qué suerte tan grande tuve que un día mirando al mar, vi flotar algo. Me puse las gafas y cuál fue mi sorpresa al ver un tronco; me acerqué a la orilla para rescatarlo ¡Y qué bonito era! , me lo llevé a casa… Pero es que ahí no paró mi suerte. Otro día hice senderismo por la montaña, y al llegar a un recodo, éste estaba lleno de maleza; con la mano la retiré y delante de mis narices apareció una especie de quinqué antiguo. También me lo llevé a casa… Así que cómo no va a ser estupendo mi verano, ¿no te parece?”
No vi mi cara, pero sí sentí mi gesto benigno y amable al concluir sus motivos; según volvía a casa iba pensando que si hubiera mucha gente como mi farmacéutico (que la habrá, lo doy por seguro) que fuera capaz de expresar a sus semejantes las cosas buenas que nos ofrece la vida, gratis, regaladas porque sí, tal vez el mundo iría un poquito mejor.
Cuando se han despertado mis hijos, en vez de quejarme de lo mal que había dormido, les he contado todo lo bueno que he encontrado a las cinco de la mañana en ese correo de cinco meses sin abrir, en tomar café con la tormenta del alba, en coser unos vaqueros rotos desde hace meses, en descubrir unas fotos en ese correo divertidísimas, en el recuerdo de mi farmacéutico, en planchar para que cuando venga María a ayudarme no se canse demasiado ya que la semana que viene la operan de cáncer… Y con el aroma de la tinta fresca os lo transmito a vosotros.

¡Buen fin de semana, amigos!

1 comentario:

TORO SALVAJE dijo...

Inteligencia emocional.
Eso es.