martes, febrero 12, 2013

DOCE DE FEBRERO


Cuando dejé de trabajar, fue como si mi garganta se hubiera sellado para emitir sonidos malsonantes, así como “Coño, cojones,  puta, cabrón…” Mi madre descansó al fin pensando que su hija volvía a ser la señorita de provincias de toda la vida, y mi marido dejó de  decirme "Esa boca hay que lavarla con jabón"… Sin embargo, os diré que las echo de menos porque son completísimas y, al emitirlas por tu boca,  es como si toda tú te llenaras por una parte de enorme satisfacción y, por otra, descargaras un tremendo  fardo de indignación… Pero hoy doce de febrero he decidido retomar la vieja costumbre, al menos por un rato.
“Mente sana, in corpore sano” Imposible en mi caso ya que cada vez que mi cabeza reflexiona sobre lo que está pasando por estos pagos de Dios llamados España, es tal volumen de cabrones sueltos (Significado de cabrón en el diccionario: se aplica a la persona perversa que juega malas pasadas, proxeneta, chulo…) que mis sesos se congestionan al no poder digerir tanto sinvergüenza suelto que está jugando con el españolito de bien, que hay muchísimos, dejándole en la ruina, sin trabajo, e hipotecado con suerte hasta la tercera generación de su estirpe… Gracias a Dios (Pobre Dios metiéndole en estas ensaladas tan mundanas) los españoles somos fantásticos y seguimos “palante” con humor, ganas, y fuerza a pesar de todos estos cabrones que, por desgracia, cada día son más (y lo peor es que ni se van ni devuelven lo que es nuestro)
Y, como se me da bastante bien mezclar churras con merinas, ahora emplearé  el adjetivo o adverbio (según se utilice) para hablar de una mujer cojonuda, que hay muchas, es cierto, pero hoy es su día, y gracias a ella hoy mi garganta se ha puesto a devorar palabras malsonantes, pero que cuando las dices ¡Te sientan tan bien!... Corría el año dos mil cuando la conocí y, la verdad, para lo retorcidas que somos las mujeres (a veces, sólo a veces) lejos de sacarla taras, me gustó, y desde un principio la admiré por esa determinación segura y directa, unas ideas claras y transparentes, un carácter afable y cercano, honrado, que hacía de toda ella un ser que, a su lado, se podía vivir tranquila, sin malos rollos.
Han pasado trece años y he tenido la fortuna de seguir sus huellas, y reafirmarme en aquellas vibraciones positivas del primer día. Ha tenido a lo largo de su camino que saltear grandes socavones, pedruscos como montañas que la han hecho tambalear aunque no caer y seguir ”palante”, de ahí mi admiración, mayor si cabe, porque son el tipo de personas que se deberían conocer y así “De una puta vez” machacar a tanto cabrón.
¡Felicidades, Adelaida! Que cumplas muchísimos años más, y que todos nosotros podamos disfrutar de una gran mujer, ésa que no le tiembla el pulso cada vez que se encuentra a un cabrón y le machaca sin despeinarse ni una sola pestaña ¡Chapeau, mi niña!

2 comentarios:

CATI COBAS dijo...

Dichosa mujer que ha merecido tan bonito homenaje...Besos

Maripaz dijo...

Jajajaja, me has hecho sonreir. Ojala hubiera muchas mujeres como Adelaida por este mudo nuestro, otro gallo nos cantaría...