“Entre las
miserias de nuestra vida en la tierra, el suicidio constituye el más preciado
don que Dios ha concedido al hombre” Plinio el viejo
Cuando en el dos mil
diez caí enferma con una sintomatología de estrés depresivo agudo, lo primero
que me preguntó una desafortunada psiquiatra fue si en algún momento había
sentido la necesidad de hacer daño a mi vida; la miré largamente rebuscando en
los recovecos de mi memoria esa sensación y la respondí que no, pero a partir
de aquel día vigilaba constante mis instintos y, cuando el norte se esfumaba
pasaba miedo, muchísimo miedo, deseando no estar sola porque me invadía un halo
extraño de que mi conciencia no encontraba el equilibrio entre el norte y sur
perdiendo, de esta manera, la voluntad para guiar mis pasos.
Hoy, cuando los
nubarrones de aquella época se han alejado y, aun siendo consciente que no
estoy del todo curada y que, tal vez, ciertos ramalazos se hayan quedado
conmigo para siempre, el conocimiento de la existencia del suicidio por parte
de conocidos que están sufriendo un hecho tan triste, y que los medios de
comunicación no tienen fronteras por las redes sociales, por la inmoralidad de
ciertos periodistas…, me pregunto hasta qué punto es bueno conocer la
existencia del suicidio. A mí me sirvió de advertencia aunque os juro, insisto en este hecho, que pasé
mucho miedo, sin embargo, para otros puede ser que ante tal conocimiento sea
para ellos el pistoletazo de salida para eliminar su angustia.
Saber o no saber, he
ahí la cuestión…
3 comentarios:
Algo huele a podrido en Dinamarca.
Las hormigas llevan viviendo 400 millones de años en la Tierra; somos muy parte de ellas. Políticos, jueces y banqueros han detenido los deshaucios porque tienen miedo a una masa unida y enfurecida que acabe con su "inteligente" poder. El detonante ha/n sido los mártires sociales que no actúan en vano, sino en pro de la comunidad.
La diferencia entre una célula cancerígena, de otra sana, es que la segunda se suicida si sabe de cierto que su fin va a ayudar a las demás que son, y no son, como ella. Así las buenas saben "distinguir" a las malas.
Creo que sería lo último que haría, suicidarme. Siempre hay una gota de esperanza y de vida. Y si no, tenemos otras vidas, muchas más. Es cuestión de creer en la rueda de las reencarnaciones. Un abrazo.
Y cuanta razón tienes MAngeles... que yo tb sé de lo que tu sabes, pero no he llegado a "toparme" con ningún... desafortunado profesional que me hiciera esa pregunta... Menos mal.
Besicos Muchos.
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