miércoles, enero 25, 2012

EL TREN DE LOS INTERIORES


Estoy  mudando de piel y el pasado es eso: pasado sobre el que renace un nuevo yo.
Estoy dejando el  ayer,  ese agujero negro en que a veces sin darnos cuenta caemos y nos es muy difícil salir y  olvidar.
Me cuesta que broten las ideas en una cabeza en la que aún resbalan las aptitudes, ésas en las que quiero abrigar mis hechos, carácter y palabra.
Asciendo muy lentamente al corazón de las cosas y, si llego en alguna a su cima, siento que en ese instante he recobrado el sentido de la vida. Porque la vida,  aunque no nos lo parezca,  posee esa sensibilidad  capaz de ir escribiendo capítulos de nuestra propia historia cincelándola día a día mientras el corazón siga latiendo. Y, entonces,  mudo  de la tristeza al celeste porque puedo bucear bajo mis interiores. Aprecio acariciar esa corteza que apenas veo y, menos siento,  porque se escabulle de mi mente  en cuanto intuye que la estudio  y que   hago mía para poder vivir un poco más con la cercanía de mi otro yo que está donde yo no puedo  aún alcanzar.
Pero, es curioso,  cuando monto en el tren me trata como un confesor confidente,  me recreo en el pensamiento, incluso dejándome que desnude esa epidermis   tan dolorida como inconstante en la que habito. Y llego a entender que estas pobres como tristes  experiencias no sólo me han de servir a mí sino también, a todo aquel que  se acerque a mi rincón y lea entrelíneas torcidas mis pericias.
Aún soy imprevisible y puedo pasar del amanecer al ocaso sin saber muy bien el  porqué, pero eso también he aprendido a aceptarlo y, tal vez algún día,  viaje sin sobresaltos y con la compostura afable, generosa, alegre y vital con la que todo ser humano debería  viajar a lo largo de los múltiples capítulos de su vida.

8 comentarios:

Unknown dijo...

Aqui esta mi chica, llena de sentimientos de nueva sabia.. está entrando en tí la primavera y el tren.. y la vida.. y todo que si que lo noto..

corazón remendado.. corazón nuevo.

Besos rubia..

Maria Coca dijo...

La vida siempre es una lección tras otra. Nunca se termina de aprender.

Gran reflexión, repleta de color y cercanía.

Un abrazo.

Antonio dijo...

Bueno, cuando uno crece deja de caber en la piel y debe cambiarla para que no le oprima y le encorsete evitando el crecimiento.
La piel es el envoltorio, aunque la gente le de tanta importancia al embalaje, lo importante es lo que lleva dentro... No permitas nunca que la piel limite tu crecimiento, ese que el día a día te alimenta.
Besos, querida amiga

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

Me parecen interesantísimas todas tus reflexiones, querida Mª Ángeles, pero ¿qué es eso de que "asciendes muy lentamente al corazón de las cosas"? tu gran sensibilidad (esto se deduce perfectamente de tus textos)hace que tú seas parte de ese corazón
y te encuentres justo en la cima de ellas.
Un beso, querida amiga.

TORO SALVAJE dijo...

Claro que viajarás así.
Ya lo verás.

Besos.

MarianGardi dijo...

El silencio y el traqueteo del tren se prestan para que surjan pensamientos tan bellos como los tuyos.
Un cálido abrazo amigable y cariñoso

Nómada planetario dijo...

Me alegra esa catarsis que atraviesas. La estación esperanza llega en abrir y cerrar de ventanillas de ese tren que cabalga mesetas sin tregua.
Un abrazo.

lanochedemedianoche dijo...

Desdoblando el alma se encuentra la sabiduría, tu camino es único, es tuyo.

Felicidades