Hay mañana menudas de inusual pereza en las que las horas se
enganchan a las sábanas. No crees que el tiempo pueda correr si tus ojos no se
enredan con la luz de noviembre, nostálgica y huidiza, y sigues ahí tapada con
la noche para que el mundo te olvide.
Te estiras, te encoges, y saboreas ese calor que te das tú mismo
encima de un colchón.
Pero mientras respiras y sueñas, la vida te está esperando. Está
esperando tu aliento, la sonrisa que pones según tomas el primer café, la
palabra mimosa que das al día para que sea benigno contigo.
Sin embargo, tú sigues guarecido en la madriguera de unas sábanas
de hilo que seguramente bordó tu madre pensando en ti, y que tú odias porque
son difíciles de planchar. Aprietas los ojos para ver si no se descose tu
último sueño, ése que te hablaba de un mundo mejor, ni tramperos, ni ladrones
con corbata. Un mundo de niños con cara de angelotes que sonríen al viento y
juegan con la lluvia. Un mundo de pan y cebolla para todos, que nadie se quede
sin puchero. Pero un reloj que marca las horas se obstina en llamarte, que
abras tus sentidos que la vida te espera.
… Y me levanto sin saber dónde estoy. Una niebla de tierno algodón
me va besando según camino, que juguetea enganchada en las ramas de los
árboles semidesnudos. Un frío cristalino me acaricia la cara como suele hacer y
ser ese frío castellano de inviernos crudos en la meseta y en el páramo.
El aire es tan racial como un lirio perdido; me acuna, me
balancea, y va despertando esos sentidos sin sentido que se niegan a ver la
cruda realidad… Poco a poco me voy adentrando en mi existencia mientras me
susurra que valore lo bueno pues lo hay y lo malo, que es mucho, lo tome, lo
estudie, aprenda y siga caminando con una sonrisa cuya simiente está en
el alma, y yo he de hacer florecer en
esas mañanas que se me antojan bordes y torcidas.
8 comentarios:
Seguro que la has enderezado.
Besos.
¡Pura prosa poética!
Describes con tanta belleza el comienzo de un nuevo día, que una no puede por menos de comenzar a andar.
Besos, querida amiga.
Muy buen día tiene quien esto ha escrito.
Un abrazo
La vida nos espera siempre...Y quiere que transformemos esa realidad, que nos prueba y nos enseña.
Mi felicitación por esa sencilla profundidad que te caracteriza.
Mi abrazo siempre.
Lo describes tan bien, que me he visto metida entre mis sábanas viendo la claridad por la ventana y disfrutando del momento, diciendo justamente: ¡A ver cómo va el día!
Encantador relato. Abrazos.
Qué bien lo has descrito, la verdad es que esas mañanas castellanas que hace años que no vivo están cargadas de frío y de sentimientos encontrados.
Me ha encantado.
Besos.
Pois é, querida miga, aqui sempre leio textos sensíveis, delicados e realistas, como este, do qual transcrevo este belo trecho:
Y me levanto sin saber dónde estoy. Una niebla de tierno algodón me va besando según camino, que juguetea enganchada en las ramas de los árboles semidesnudos. Un frío cristalino me acaricia la cara como suele hacer y ser ese frío castellano de inviernos crudos en la meseta y en el páramo.
Parabéns, Mª Ángeles.
Um beijo.
Pedro
Mañanas frías estoy viviendo yo en mi palacio, pero te invito a venir. Tengo mantas para todos.
Besos de Reina
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