martes, septiembre 01, 2015

SEPTIEMBRE

Acabo de leer que septiembre huele a nuevo y me ha hecho reflexionar buscando en el baúl de la memoria los alambres que me sujetan a este mes. Cuando era niña este mes de trasladaba del campo a la ciudad con la ensoñación de un curso nuevo, el reencuentro con las compañeras de colegio y las fiestas de mi ciudad. Más tarde y según fui creciendo este mes me era tan grato por ser el prólogo del otoño, mi estación favorita en sepias, lluvias y nocturnos, allí donde el aire agitaba mis sentimientos llenándoles de sueños.  Después septiembre se convirtió en la antesala de los nuevos propósitos y nuevas oportunidades, un curso que comenzaba sin tener la necesidad de ser uno de enero. Terminadas las delicias veraniegas de azules y espuma, de olas y risas, mi mente oxigenada encaraba septiembre con la energía de una adolescente que todo lo quería y todo era alcanzable. Y ahora ha llegado la mesura con la que miras la vida, con la flema consabida de aquello que es previsible, con el sosiego de la certeza que precipitarse no trae nada bueno. Con el corazón en calma mirando a los tuyos, con el alivio de haber llegado hasta aquí a pesar los obstáculos normales que la vida te trampea. Con el regocijo que cualquier novedad es una delicia en tus horas, con la nostalgia de decir adiós a la luz de verano, al suave despertar del canto de un jilguero mientras te tomas el primer café en tu jardín personal. Y este año, además, añado la ansiedad por escuchar el primer llanto de Ana al saludar al mundo. El otro día la pusimos al sol; no la debió gustar mucho pues se agitaba bajo la piel de su madre. Claro, ya apenas la queda espacio para moverse y cuando no mueve sus manitas a modo de boxeador, mueve sus diminutos piececillos. Mientras, su madre mira impaciente, entre la ternura, la inexperiencia y el amor, aquel balón de futbol en que se ha convertido su estupenda figura. 

Así que este septiembre que hoy abrimos sus ventanas, sus puertas,  para que nos rocíe con su perfume y su sabia, posee claros signos no de oler a nuevo, pero sí de inédita vida, la vida que en apenas tres semanas llenará de una música lozana, tan llena de vida como el llanto de Ana.

PD Detrás de las miserias, de las fronteras de vergüenza, de guerras inexplicables, siguen naciendo niños, la esperanza de la humanidad.

3 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Niños.
Vaya mundo que les dejamos a los pobres...
Contaminado, recalentado, en guerra y con la miseria en mil horizontes.

Ojalá puedan arreglarlo.

Besos.

Recomenzar dijo...

que bella eres
gracias por volver

Maria Coca dijo...

Septiembre es un mes de expectativas... de nuevas ilusiones... hasta el color del cielo se vuelve de un añil fabuloso.

Buen septiembre te deseo, amiga mía!