sábado, mayo 31, 2014

INSTANTÁNEA

Dicen que el ser humano debe ejercitar la ternura como una de las facetas para engrandecer el espíritu, y hoy os traigo una instantánea para que la observéis con detenimiento y podáis sacar vuestras propias conclusiones como sensaciones…Creo que sobran las palabras aunque íntimamente me empeñe en ponerlas, pero no lo puedo evitar como no puedo evitar que a mi rostro le emerja una sonrisa al recordar un regalo que me hicieron anoche dos chicas maravillosas que, como todas las cosas buenas de la vida, son gratuitas. Un obsequio inesperado que consistió en poder tomarme un vino entre risas y rodeada de esa juventud que pulula por las calles, que hace frente a las adversidades, que beben a borbotones cada momento llena de ilusión y esperanza y que, si ésta se escapa, sale en su busca. Sí, me sentí agradecida que me contaran sus cuitas, sus sueños e hiciéramos bromas de hipotéticos futuros.
Pero, cuando ya me retiraba con las pilas cargadas y pensando que el porvenir estaba en buenas manos con juventud como estas dos chicas estupendas, aún una de ellas me tenía preparada otra sorpresa: esta instantánea que hoy comparto con vosotros…
Ella se llama Lucila, él Juanjo y la dálmata Lola… Es una foto llena de esperanza, ilusión, de ternura, de adorable espontaneidad que se asoma a nuestras retinas como un canto a las buenas cosas que nos rodean y que a veces somos incapaces de saberlas mirar, o el tiempo y las prisas nos roban esa instantánea para que podamos ensanchar los pulmones de ilusión. Sí, también me recuerda a una familia encierres y que, sin duda, lo es. En la que juntos aprenderán a amarse el uno al otro tal como es, a saberse tolerar aquello que no se podrá cambiar, a ser sinceros entre ellos, a disfrutar de los buenos momentos juntos, y crecer unidos en las dificultades… ¡Ah! y a tratar al otro como a uno le gustaría ser tratado… Sí, Lucila, todo esto me recordaste con esta foto tan deliciosa y que deseo de todo corazón que se cumpla punto por punto.
Anoche cuando apagué las luces de mis horas tenía muchas sensaciones gratas revoloteando en el pensamiento porque seguro que vosotros tenéis como yo la suerte de poder disfrutar de los hijos de los amigos, verles crecer en el plano humano, beber de su juventud y cerrar los ojos cada día con la sensación que hemos hecho algo bueno por ellos: intentar formar a chicos para ser personas.

¡Buen fin de semana, amigos!

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