miércoles, abril 23, 2014

LA MODA

Sin duda es esa luz que amanece sin hacer ruido y que sin embargo despierta cualquier sueño, la que guía mis manos hacia el teclado para que comience a hablar cada día, a acortar distancias en busca del contacto personal tan necesario como esa palabra amable que se escabulle cada vez más de nuestras bocas, o esa sonrisa de bienvenida que se vende tan cara. Y es que es muy distinto empezar el día escuchando truculencias, avivando el mal carácter que se nos pone cuando se incitan las malas vibraciones o, por el contrario, cuando escuchas “unos buenos días” que relucen más que un sol de verano. Todo esto conlleva a que encares tus próximas horas de una forma u otra, un ejercicio que debe ser disciplina según despiertas. Yo me despierto dormida, trampeando con las puertas u objetos que encuentre al pasar, mi garganta no digiere ni una palabra y sin embargo mis dedos se pronuncian a testificar una sonrisa (eso no quiere decir que lo consigan), pero al menos lo intentan.
Hoy, según habría el ordenador, me ha dado la risa al pensar lo tontos que somos al dejarnos arrastrar por las modas; da igual hombres que mujeres… Que nos dicen que con un vestido de fiesta lo más de lo más es llevar unas playeras, vamos y nos las ponemos… Que se llevan las rayas pues entonces mujeres gruesas y delgadas a la caza de la raya. Pero es que anoche observé el colmo de la bobada al mirar a hombres, bastante atractivos por cierto, con el nuevo look de la temporada: cabeza rapada exceptuando la parte superior del cráneo… De verdad, parecía un campo arado hasta que al tractor se le acabó la gasolina… ¡Pobres!, quién, demonios, les habrá engañado. Sí, ellos mismos, conscientes o no, han dado su beneplácito para cometer un crimen en sus cabezas.
Y es que la moda enriquece a muchos mientras las masas nos dejamos manipular, olvidando la belleza, arrinconando el juicio y exentos de mala fe “Si dicen que esto se lleva, sin duda es bueno” y ¡Hala! A convertirnos en borregos feos(la mayoría, claro, porque hay quien a pesar de ponerse una lechuga en forma de abanico encima de la cabeza están guapos…, pero os aseguro que el nuevo look varonil de cabezas con cresta grande o pequeña es feo de narices)
En fin, yo por si las moscas, vigilaré a mis instintos para que no se dejen arrastrar por la moda marinera y mi cuerpo no se convierta en un trasatlántico orgulloso paseándose por los mares castellanos.

¡Tened un buen día, chicos!

1 comentario:

bixen dijo...

Pues igual me apunto al nuevo look! Desde hace unos 25 años me dicen que cortarme la patilla a la altura del lóbulo de la oreja (pinganillo level) es-tá demodé (+ó-) y ya me cansé; donaré mi cuerpo a la moda!

Youtube: Dame más gasolina.