martes, marzo 11, 2014

DIEZ AÑOS

Escribir es una forma de avanzar para los que intentamos dar sentido a las palabras. Te ayuda a conocerte, a dar sentido a muchas circunstancias que te rodean y no has logrado entenderlas hasta que las ves en una pantalla, en un papel. Te induce a reflexionar, a dar vida a los sentimientos que pululan dentro de ti para ubicarlos, al final, en el lugar que les corresponde.
Es curioso, aquel once de marzo del dos mil cuatro lo primero que recuerdo es que amaneció un día luminoso y que a partir de las ocho de la mañana mis sentimientos fueron a la deriva: incredulidad, curiosidad, miedo, frialdad… Me quedé paralizada sin poder sentir nada y pegada a la radio, a la televisión, mirando las imágenes sin pestañear teniendo la sensación de que yo estaba muy lejos de allí en realidad…, así hasta que me fui a la cama por la noche.
El segundo recuerdo es de orgullo humano, patrio si me apuráis, todo envuelto en lluvia y del color de la ceniza; sensación de cristales rotos, hechos añicos y pegados con amor, cariño, altruismo por cada español de bien. Y el tercer recuerdo, el más duro para mí, la sensación más descarnada y, que después de diez años, esa sensación amarga que invade todos mis sentidos…, esa la lucha titánica de los políticos por dividir a la población, manejar aquella tragedia en beneficio propio.

Aquel once de marzo afloró lo mucho que tiene de bueno el pueblo español, pero también ese enconamiento de algunos a manejar los hilos, las vidas de gente corriente, gente anónima que, en resumidas cuentas, es la esencia de una nación, la riqueza de una tierra llamada España.
Recuerdo el día que
te fuiste una mañana de invierno
subiste en ese tren
e hicieron de mi vida un infierno
y los besos que entregué
te los llevaste demasiado lejos
Y me despierto en un vagón
ya me he pasado de estación
no me preguntes qué hago aquí
en las entrañas de Madrid
puede que exista una razón
que me robara el corazón, el corazón
Mil noches y una más
tratando de escapar de un mal sueño
oyendo en soledad
el llanto de los ecos eternos
¿Cuánto tiempo ha de pasar
para sentir que ya no estás viviendo?
Y me despierto en un vagón
ya me he pasado de estación
no me preguntes qué hago aquí
en las entrañas de Madrid
en las entrañas de Madrid." Luz Casal"

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