martes, enero 28, 2014

MÍRALA POR MÍ

Los únicos ruidos que quedaban, en esa madrugada mía en la que deambulaba por las horas buscando el sueño que no aparecía, eran el sigilo del humificador y el tic-tac del reloj que siempre se queda a velar la noche conmigo cuando, de repente, un libro cayó al suelo y de él emergió una de esas fotos que se me antojan fantasmagóricas,  que quitan el aliento y encrespan al susto. ¿Quién había puesto esa foto allí? Pero según me hacía la pregunta encontraba la respuesta; en la primera página firmaba un tal Braulio con la fecha veintiuno de agosto de mil novecientos diecinueve. Entonces recordé que en mi juventud fue cuando empecé a aficionarme a los libros añejos, y fue precisamente el profesor de latín, el bueno de don Fulgencio, quien me lo regaló; una suave sonrisa de agradecimiento acarició el recuerdo de aquel curilla sacado muy bien de una obra de Mihura o Jardiel Poncela.
Volví a mirar la foto, y mira tú por donde, me di cuenta que hacía días que mirar yo miraba, pero que hasta ese instante no había visto nada de nada; tal vez las musarañas me lo habían impedido.

Al día siguiente fui a ver a mi madre y con el afán de entretenerla, saqué del bolso la foto y le dije “Mira”… Ella después de unos segundos me dijo “Hoy, hija, no veo mucho, mírala por mí”… Me quedé cortada, a veces se me olvida que cada vez la luz parpadea más en los ojos de mi madre, pero rápidamente reaccioné y dije “Tranquila, mami, yo veré por ti… Te cuento: es una foto hecha en una hora en que el horizonte ha cerrado sus compuertas y deja al sol fuera de su espacio. Entonces, éste, malhumorado, lanza fuego sobre el mar, que calmoso estaba pero que, al sentir las llamaradas, se lanzó sin aliento sobre la playa y el único árbol que había, por cierto una graciosa palmera, se retorció, la pobrecilla, de dolor… ¿Qué, qué te ha parecido, mamá?” Ella intentó mirarme de alguna manera y terminó contestándome “Pues, hija, qué me va a parecer…, una sucesión de bobadas, una detrás de la otra”… Lanzó un suspiro al vacío y concluyó “Cuánto más mayor eres, más tonterías dices”… Concluida su crítica, destructiva como siempre, no voy a pedir peras a un platanero, ambas nos echamos a reír.

2 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

:)

Más tierno imposible.
Dos estrellas juntas.

Besos.

Nómada planetario dijo...

Te has puesto la mar de poética con la foto y tu madre esperaba una descripción telegráfica. Lo importante es la comunicación entre ambas.
Un abrazo.