DESAFÍO

La soledad es a veces esa extraña compañera que te atiborra de malos presagios. Te hace ver la vida de un color inexistente, y atusa a tus sienes para que no la abandones.
No tiene cuerpo y, sin embargo, ves con total nitidez el vacío del que están compuestas sus entrañas. Parece un pulpo que se agarra a ti con sus mil garras, brazos que te envuelven aprisionando el poco aire que te llega. Taponando con sus manos los tibios rayos de luz en tus ojos tristes.
Con la tinta que corre por sus venas trata de llegar a tu cerebro, su deseo es que seas sólo suya… Pero hay imágenes, sensaciones, que no se dejan atrapar. Salen en tu ayuda como si fueran el salvavidas de tu cordura.

Y, al final, el pulpo solitario se ahoga en su propia ciénaga mientras tú esperas un nuevo amanecer sujetándote las manos exhaustas de necias luchas, y con los ojos puestos en un correo, tus oídos pegados a un teléfono, el corazón amando a su prójimo…