Todo tiene su momento, sí, la hora señalada… Y te preguntas, ¿y si lo hubiera hecho? O todo lo contrario, ¿qué hubiera pasado?
El caso es que cuando sucede lo que no esperas, siempre viene a ti el sabor insípido o amargo de la nada. El vacío frustrante, el dolor de la pérdida.
El ser humano piensa entonces que todo se acabo; desfallece en la vía inerte de fuerza, de esperanza. Sin embargo, también, cuando menos te lo esperas, sin saber cómo ni porqué, te levantes y reanudas el camino.
La fortaleza del hombre es inmensa, hasta él a veces la desconoce o duda de ella.
Saber esperar con calma, sin pausa, el momento, el que sea. Recuerda que no lo eliges tú aunque sí puedes trabajar por él en ambas direcciones; para bien y para mal.
5 comentarios:
Si he aprendido algo con el paso del tiempo es a saber esperar.
Ahora intento aprender a aceptar.
Besos.
El instante, ese instante donde escuchas al corazón y te dejas llevar sean cuales sean las circunstancias..
como me gusta lo que escribes..
Niña... besitos
Has acumulado en unos cuantos renglones, sabias reflexiones. No es nada nuevo, porque lo haces con frecuencia. Lo manifestado germina a base de tiempo y paciencia. No dejo de leerte porque lo necesito. Si algo tengo claro es que la fortaleza del hombre -como bien dices- es inmensa, y yo añado: e inesperada.
Mi Havana Club y tú, tú y mi Havana.
Besos, cielo.
Profundo y reflexivo. Es cierto que el tiempo nos va dando todo aquello que deseamos, cuando la paciencia y la fe nos acompañan. Aunque a veces nos lo arrebata todo sin darnos cuenta. Un beso grande.
Y... esos momentos que duran toda una vida???
Besitos.
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