domingo, mayo 23, 2010

SE VENDE...

A menudo me fijaba en ella. Me sorprendía el ingenio del hombre, siempre en ebullición, maquinando nuevas propuestas para la sociedad; últimamente es difícil ignorarla, no por lo qué es sino por lo qué significa.

Ayer, eran las siete y media de la mañana cuando me aposté en una esquina para coger un taxi que me llevara a la estación. Frente a mí estaba ella, cerrada, dormida, era muy temprano. Sin embargo, ya había gente con su mercancía esperando… Y faltaban dos horas y media para que ella se pusiera en marcha.

Llegué a Valladolid a las nueve y, camino de casa, me encontré con una prima hermana de ella; la cola bien podía medir más de cien metros, a esas horas en una ciudad de provincias un sábado donde hasta las moscas están durmiendo…, menos ese montón de gente cargada con sus enseres.

Ella, la tienda que compra y vende mercancía de todo tipo, cada vez tiene más clientela que va a despojarse de lo que sea menester; cualquier día venden hasta su alma. La crisis acucia y hay que comer, pagar la luz, los colegios…

Lo que no entiendo cómo no salimos a la calle, los unos y los otros, a chillar nuestra ira porque, aunque no sirviera de nada, al menos sentiríamos que la sangre corre todavía por nuestras venas y que somos solidarios con los que cada día van a vender un trocito de su corazón para seguir viviendo.

11 comentarios:

MarianGardi dijo...

Hay tantos motivos para gritar y salir a la calle, hoy es la crisis y mañana los desmadres y pasado los abusos y al otro las corrupciones, nos pareceríamos a los franceses que todos los días hacen huelgas por algo.
Gritar nos sirve para hacer una revolución y formar una guerra, las guerras sirven para cambios importantes lastima que mueran tantas personas inocentes.
La crisis es Mundial, esto es algo que parece que no se nos mete en la cabeza y le echamos la culpa a nuestro Gobierno, pero cuando estaban dando las hipotecas basura bien nos fue y muchos se hicieron ricos.
Mejor prevenir que curar.
Di mi opinión con todos mis respetos, soy apolítica, amo la justicia social, pero veo tanto y tanto motivos para gritar, no sólo la crisis.
Muy bueno tu entrada, ya ves todo lo que ha removido en mi interior.
Un abrazo inmenso

TORO SALVAJE dijo...

No gritamos porque hemos perdido hasta la esperanza.
Que horizonte más negro nos espera.

Besos.

Anónimo dijo...

Por qué no salimos a la calle lo sabe cada uno en su "fuero interno". Otra cosa es lo que dicen para justificar por qué no lo hacen y no avergonzarse.

Un beso.

aapayés dijo...

Los gritos necesarios.. lo hacemos casi siempre en silencio..





Un abrazo
Saludos fraternos

Que tengas una semana formidable..

Micaela dijo...

Sí que es triste seguir viviendo ignorando la realidad que nos envuelve, sin hacer nada, sin protestar...Creo que deberíamos todos ponernos las pilas y salir juntos a gritar...Muchos besos.

Anónimo dijo...

¿Y de qué sirve? Yo me las guardo para cuando haya que votar y ahora...aguantar como se pueda y ...echar una mano a los que lo necesitan...eso también es protestar.

Luis y Mª Jesús dijo...

Nos han robado hasta la voz.
Yo me pregunto ¿dónde está la riqueza?. Estos magos han conseguido que desaparezca, ahora son pobres hasta los ricos de antes.
Besos

guillermo elt dijo...

Vender el alma......

:(

Besicos.

Juan Julio de Abajo dijo...

La calle es una realidad atemperada; la "auténtica" realidad está en el interior de cada uno de nosotros, con penas, angustias, temores, impotencia, incertidumbres y "negros pensamientos". Los humanos, al verse perdidos, son capaces de cualquier extravío. ¿Has mirado las caras de los que pasan por tu lado? Ellos, todos ellos, sienten en su "interior" la realidad social y familiar. Y eso es un mal presagio...

Con cariño,

JULIO.

ALBINO dijo...

Yo me apunto para estar a tu lado.
Por cierto, hoy podia haber ido a Valladolid. Fué mi hija en coche por razón de negocios y vuelve mañana, pero aunque me dieron ya el alta, no me consideré con fuerza para resistir tanto viaje con la pierna todavia resentida.
Un beso

Maria Coca dijo...

Somos una sociedad disociada. Andamos por ahí como pollos sin cabeza...

Es penoso, Mari Ángeles.