PÁRAMO CASTELLANO

En tan recio frío, la tierra duerme bajo un manto de hielo. El viento silva en ese aire gris de humo y chimenea y, cuando calla, escuchas el nítido valar de la oveja y la esquirla de las vacas.
Allá, en el páramo recortado de robres desnudos y viñedos absortos de uva, camina el pastor con su rebaño y el ladrido de un lazarillo.
Huele a olvido y a soledad. Dios pasea por sus confines; le presientes aunque no quieres ni creas.
… Ya es enero en estas tierras de Castilla y la matanza del cerdo manchará las manos expertas, mientras los charcos de agua y musgo ennegrecido mojarán mis pies de niña en esos recuerdos que no cesan cuando la lluvia de la memoria agita sus gotas de añoranza.
Y es que Castilla es así: seca y despejada. Sobria y serena bajo el abrigo de su historia.