ORGASMOS PICTÓTICOS

Hace tiempo un amigo y yo nos propusimos escribir a medias un cuento mágico sobre un cuadro de Velázquez “Menipo”. Nunca me he divertido tanto escribiendo un relato porque me di cuenta que la imaginación no tiene límite haciéndote vivir lo que nunca creíste llegar a tocar con tus sensaciones...

Últimamente tengo la suerte de pasearme casi en soledad por una de las mejores pinacotecas del mundo. Por supuesto hablo de nuestro museo del Prado.
Es una sensación extraña, fantástica, sentarte delante de un cuadro mientras te hablan sobre él. Parece como si los cuadros te estuvieran esperando precisamente a ti para que les mires, hables con ellos. O quedarte rezagada del grupo y contemplar a tus anchas a Murillo, a Mengs, Rafael... escuchando únicamente el eco de tu respiración.

... Y es que ayer cuando íbamos en busca de Goya me encontré con Menipo. No le había visto, fue él el que me chistó. Me volví y le vi cómo daba un salto para salirse del cuadro. Satisfecho, me sonrió y me dijo “¿Cómo está Madrid? Esta noche nevará. Creo que debo ir a por el perrillo de la Sagrada Familia. ¿Tú crees que Murillo le dejara escaparse?”
Al salir del Prado, un reloj dio diez campanadas. Unos copos bailaban en el aire gélido de la noche... Ah, a lo lejos creí Ver a Menipo corriendo tras el perro. Les encanta pasear por Madrid en navidad.