Hay días en que mantenerse cuerdo desde que despiertas hasta que vuelves con la luna sobre las sábanas que abandonaste muchas horas antes, es un quehacer titánico; personalmente cada día que pasa me cuesta más y más.
Hoy a las cuatro de la tarde (antes de ayer fue a las diez de la mañana) había perdido la frescura de un raciocinio inteligente y pausado; simplemente era una mujer a la orilla del precipicio. Y no digo al borde de un ataque de nervios que, si me hubiera dejado llevar, seguro que hubiera llegado a mi casa de otra guisa. Pero el tratar de controlarte muchas veces es tan insano como el dejarte llevar por la tempestad porque terminas perdiendo la medida, la cordura y no sé cuántas cosas más anexas a la sensatez que te llevan a desembocar en una enajenación mental de insospechadas consecuencias; casi siempre desastrosas.
Hay días que cuando me meto debajo de la ducha con el afán de borrar las huellas de esas horas malditas, me pregunto “¿Qué he hecho para merecerme esto?”… Lo bueno es que termino riéndome de mí misma; es la única sutileza que me puedo dedicar si deseo recobrar esa dulce locura llamada cordura.
15 comentarios:
Pero, mi niña, para que quieres estar cuerda tu.
Solo los locos se creen cuerdos, creo que era la teoría de Chesterton.
Besos
Es tan sútil la frontera entre la cordura y la locura. A saber de qué lado estamos en ciertos momentos.
Besos nada racionales.
No te quejes.
Yo la perdí hace años y no ha habido manera de encontrarla.
Besos.
Sí, es complicado, pero quién dice que mantenerse sea lo mejor?
Igual hay que desequilibrar la balanza un poquito de vez en cuando.
Besos!
Muy complicado, que dificil guardar la cordura cuando en ese momento de ira no te encuentras ni sola pero definitivamente aunque por unos momentos la pierdes tenemos que biscar un equilibrio y pesar cuanto tenemos y quienes somos para lograr volver a la normalidad de nuestra vida.
una locura en su punto da más vida a la vida
Estás muy cuerda y eres muy inteligente. Tal vez lo único que te aparta tu mente de la realidad es tu gran imaginación; eres una soñadora y una cuenta sueños.
Un abrazo guapa.
Me gusta eso de reírse de sí mismo. Hay una bienaventuranza que dice: "Bienaventurados los que se ríen de sí mismos, porque nunca les faltarán motivos".
Bromas aparte, la olla a presión tienen que tener una válvula, sino explotan… A veces echo de menos dar cuatro gritos, aunque sea en la montaña… sueltas adrenalina y a otra cosa mariposa…
Un abrazo
Reirse de uno mismo y de sus tropiezo, es muestra de inteligencia, de buen sentido del humor.... me gusto mucho este texto!
Esa dulce locura amado cordura..
Así es..
Un abrazo con mis
Saludos fraternos de siempre...
Que tengas un buen fin de semana..
FELICIDADES PRINCESA!
Besazo
A mi me pasa lo mismo... Me pregunto que he hecho yo para mercerme... estar leyéndote y siempre, pero siempre, me respondo... ¡Algo muy bueno!
Un beso.
Reir, bailar y... ya sabes... cantar... es una muy buena terapia... y querer y dejarse querer.
Buen finde
Besios.
Hola Rubia.
Pon una sonrisa en tu cara, mujer!!!
Tú verano ha dorado tu rostro, pero ha dejado huellas de dolor en tú alma.
Un besito amiga.
No te preocupes por saber de qué orilla estás, sólo sigue escribiendo con esa calidad y talento que deleita y embeleza. Un gran abrazo.
Publicar un comentario