martes, octubre 13, 2009

DÍA DE MERCADO

Amaneció la mañana carbonizada de una niebla envolvente y meona. La tierra estaba encharcada, y mis pies se hundían en un tierno colchón de barro.
Miraba engullendo cada escena para que la memoria huidiza no borrara aquel espectáculo. Las gentes iban de allá para acá comprando material de trabajo, viandas que entraban directamente al estómago con solo contemplarlas. Por megafonía salía el sonido alegre de las gaitas, o la voz jovial del hombre anuncio animando a la concurrencia a acercarse a ver a los animales.
Y allí encontré a la madre y a su hijo acariciándose, jugando... Mis ojos no vieron más. Me agarré a la alambrada hipnotizada por aquella escena tan humana a pesar de que sus protagonistas no fueran hombres.
De pronto, un anciano alzó su garrota en dirección del ternero; el pastor obediente cogió al animal que peleaba por no separarse de la madre... Ésta apostó su llanto cerca de donde yo estaba situada. Por temor no pude acariciar aquella enorme cabeza, pero sentí el dolor de aquel animal como una más de las verdades amargas en las que nos envuelve la vida.

11 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Que pena me ha entrado.
Que triste verdad?

Besos.

Anónimo dijo...

Pues sí que es triste, la verdad.
aunque, para poner los pies en la tierra ¡bien que nos gusta la buena ternera !
No sé, puede que me esté volviendo demasiado realista...puede.

Nómada planetario dijo...

Esa separación es triste sin duda, pero mucho peor lo pasaba yo, cuando en el pueblo mi madre decidía sacrificar algún animal doméstico (gallina, conejo...) al que había tomado cariño.
Besos de martes mecánico, anodino.

MarianGardi dijo...

Los animaes tienen sus instintos maternales y otros como el hombre animalitico, aunque el último al disponer de una Mente, sobresale en maldad.
Un besazo reina a ver si te llamo y te saludo que me hace mucha ilusión

aapayés dijo...

Sin lugar a dudas es muy triste..

Es un gusto leerte..

Un abrazo
Saludos fraternos...

almacatamarcana dijo...

Hola Rubia, me cuesta imaginarte en el mercado de hacienda.
Los que andamos por entre los vacas, sabemos de que se trata, por eso se dice, no te encariñes, yo se lo te digo, por que luego te lo comes.
Bueno, los bifes de chorizo, que ustedes comen de argentina, son de eso que te ha dado tanta tristeza.
Un beso amiga.

guillermo elt dijo...

Ay las vacucas!!!... jeje... Sí, a mí tb., si tengo la oportunidad cuando vamos los gaiteros por el norte, me gusta ver a los animalicos pastando en sus praos.

Besicos

©Claudia Isabel dijo...

Terrible! deberíamos aprender algo más observandolos. Muchos hablan de instinto, pero yo creo en el amor de los animales; pasan cosas que lo
demuestran, como al solidaridad que hay entre ellos, y la de ellos hacia nosotros.
Un abrazo inmenso!
desde La perla de JAnis

Xabo Martínez dijo...

No hace falta racionalidad, donde se ambientan estos gestos ni para percibirlos.

Abrazos

José Luis López Recio dijo...

Es una pena, pero es cierto que hmos de aceptar ciertas cosas para poder seguir viviendo sin castigarnops más de lo aconsejable.
Muchas gracias por recomendar mi blog.
Eres un encanto en todos los sentidos.
Un gran abrazo

Luis y Mª Jesús dijo...

Mas nobles que muchos humanos ¿verdad?.
Un besazo