domingo, febrero 08, 2009

SINTONÍA A MEDIA LUZ

Mi imaginación a veces me trastorna y me hace sentir, quizá, cosas que no son, pero tengo la sensación de viajar en el túnel del tiempo y ver nítidamente aquello que imagino…
La noche del sábado es especial, no sólo por ser ociosas, momentos de encuentros con amigos, cenas pausadas, charlas más o menos jocosas… No, tienen algo más que el resto de las noches mi propio cansancio no me deja disfrutar. Es una especie de complacencia sosegada mientras escucho la radio a una hora intempestiva. Sé que el locutor pensará que sólo cuatro tarados le estarán siguiendo por las ondas. Es un tipo curioso, de una sensibilidad ya poco frecuente. El aperitivo ya comienza con su voz. Es un tono que no lo podrías escuchar a las siete de la mañana ni a las doce de la noche de un martes: íntimo, amoroso, relajado, sabio. Cuando comienza a hablar y explicarte la historia de una canción o un ritmo que va a sonar, es escuchar un relato, transportarte a una época. Luego, le sucede la música y ya eres tú quien, sin querer, y tu máquina del tiempo retrocede años, décadas y paras en unos instantes concretos… Yo veo dos películas: una, años cuarenta, luz tenue, acogedora. Una mujer sentada en un sillón; a su lado una mesita baja y una radio encima. Mientras escucha melodías, ella lee. Es una mujer de piernas largas, apenas se la insinúan las rodillas por el largo de la falda. Pelo en ondas leves recogido en la nuca. A veces, levanta la mirada del libro y se queda pensando mientas sonríe no se sabe a qué… Esa estampa me produce, amigos, una sensación especial y como si yo, de alguna manera estuviera metida en ese cuadro…
La segunda película, es cuando el hombre de la radio me traslada a la calle Corrientes invariablemente y me cuenta la trágica historia de un amor desmantelado. Entonces, suena el tango y MªÁngeles comienza a mirar a un tipo de ojos negros que la arrastra por una pequeña pista hasta que se larga con otra. Y yo, enfajada en una falda de cortes laterales, en medio de la nada, siento lo que sintieron esas mujeres cuyo amor sigue siendo una brasa que nunca se apaga…
Apago la luz, y aún soy capaz de escuchar como el locutor me emplaza para el sábado siguiente y yo entre sueños le digo “¡Hasta luego, duende!”

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Ese es uno de mis momentos preferidos. Viajar en el espacio y el tiempo a través de la radio.

Tus escritos siempre me ralajan.

Un beso.

Jesús Arroyo dijo...

... y te despiertas con la luna entre grises alfombras de agua y las voces siguen perdiéndose por el espacio hasta ese momento en el que piensas... ¡buenos días, campanitas! y el café te acompaña hasta la ventanita de anoche.
¡Perdona! es que te he visto así.
Besos y buen Conde Duque.

goyo dijo...

Que agradable es entrar en sueños con un buen programa de radio...
Muy bonito.
Gracias por tu visita Rubia, has sido muy amable

Anónimo dijo...

Cuida de tu imaginación. Es una joya. La verdad es que tus palabras siempre son calma para el espíritu. Tienes ese don de la dulzura, impregnado en cada relato. Me encanta perderme en tus recovecos literarios. Muchas gracias por permitirme hacerlo. Besos, niña.

aapayés dijo...

Pues me has hecho viajar con vos a esos tiempos, por cierto que el tango es precioso..


saludos fraternos

FDG - El Señor de Monte Grande dijo...

La radio, quizas la gran compañera de las noches cuando nos cuesta conseguir el sueño. La prefiero a la TV en esos momentos.

Un beso desde MG

FDG - El Señor de Monte Grande dijo...

La radio, quizas la gran compañera de las noches cuando nos cuesta conseguir el sueño. La prefiero a la TV en esos momentos.

Un beso desde MG

VIVIR dijo...

A mi me gusta mas la radio que la TV... pero tu imaginación me gusta... tienes una sensibilidad preciosa.... debes ser una mujer ni...de "boutique".... (¿no parida?) ¡ECHA A MANO!!!

¡QUE ARTE MAS GRANDE DIOS MIO!!!

¿QUE? ....

UN BESO

Anónimo dijo...

Vaya, yo también termino los sábados (cuando la noche está en su apogeo) abrazado a la radio. Lo mío no va de tangos, etc.; pero veo que en lo básico (esos espacios tan de uno) nos encontramos con frecuencia.

Jeje... mañana es lunes.

Codorníu