lunes, diciembre 15, 2008

ILUMÍNATE

Las tiendas de chinos (tiendas de a cien, o para los que no seáis españoles, tiendas baratas, baratas, que vende de todo) están encantados con mi afición, aunque este año están de capa caída; ya no son lo que eran. Parecen algunas, tiendas de saldillos con mercancía deteriorada o caducada; hasta a ellos les llega la maldita crisis.
Mercado ocupado por las hordas de chinos que habitan en mi país y que yo, por más que les sonrío, ellos, muy circunspectos, jamás lo hacen. O son tímidos, o no les han enseñado los beneficios de una sonrisa. No suelen mirar a la cara y si lo hacen es de medio lado… Quizá por eso no vean a la chiflada sonriente que pasa casi todos los días en busca de su afición. En fin, cualquier día dejo de mirarlos, de reírme, pago y me largo con viento fresco.
Como os decía, que por cierto, aún no os he dicho porque me enrollo como las persianas, hay algo que me relaja muchísimo: me fascinan las velas. Las pongo en cualquier parte, jardín, cuartos de baño, salón… Me hacen concentrarme en lo que hago, disipan mis estragos malhumorados y me sumergen en un mundo íntimo y muy personal.
Observar cómo se consumen, sus luces y sombras, cómo tiemblan o bailan según el ánimo con que se las mire, te regala sosiego, paz.
Escuchar música, tomarte una copa, cenar…, y ellas en el medio de tu vida alumbrándote la palabra, el gesto, unos ojos que te miran. Si estás acompañado, te invitan a mirar al fondo de tu interlocutor. Entonces, ese momento es mágico. El mundo se nubla y solo existe esa persona que navega dentro de ti… De verdad, es un regalo nada despreciable.
Seguro que alguna vez habéis entrado en algún local de luz tenue, os habéis sentado y en la mesa había una vela, ¿a que sí? Y, ¿a que os da una sensación de intimidad y relax la mar de refrescante?
Ahora, por ejemplo, mientras os escribo, estoy viendo la luna llena colgada de un cielo enfadado y está encendida por mi vela chinesca. No puedo por menos de sentirme agradecida por estos pequeños obsequios, y pensar que es una magnífica forma de acabar el día.

11 comentarios:

Fermín Gámez dijo...

Te he descubierto hace muy muy poquito y por eso me apunté como seguidor tuyo, para ir viendo lo que escribes en el blog.

Aunque no es de esta entrada, sino de una anterior, me he fijado especialmente en una frase en que dices: "Hoy iba a hablaros (porque siempre hay algo de que hablar) de cualquier cosa que roza mi piel y enciende la llama de mis dedos" Me ha gustado mucho.

La de DESMEMBRANDO REALIDADES también dice mucho. Subrayaría por mi parte esa frase en que dices: "no veréis comer un mendrugo de pan con tanta dignidad y humildad que a un niño o a un perro" Impactante, y cierta.

Y de esta última entrada, me fijo especialmente cuando dices que "no les han enseñado el beneficio de una sonrisa" Terrible, pero creo que es así en la mayoría de las ocasiones.

Saludos y te vuelvo a visitar.
Te puse un enlace en mi blog, por supuesto.

aapayés dijo...

En estos tiempos de compras muy buena información por aquí se llama de un dolar son muy buenos para regalar siempre...

saludos un abrazo

PIER dijo...

Holaaa guapisima..
A mi las velas me encantan!..
Tengo docenas de ellas..y siempre me gusta verlas brillar en la oscuridad de mi casa..

Con respecto a lo de la sonrisa de los chinos.. No se que decir!.. Pues ya que mis mejores amigos son chinos, y no veas como me sonrien. y me miran a los ojos cada vez que les hablo! Quizás sean los únicos...pero es asi de cierto!...

Que estes bien..
abrazos.

Unknown dijo...

cuando leo tus post, Mº Ángeles, quiero abrazarte "a lo porteño" (me sale Buenos Aires por los poros), de modo que ahí va:
"Sos una maravilla, piba, cómo me encantaría escuchar tu chamuyo bien yoyega a la luz compadrita de una vela"
(eres una maravilla, mujer, como me encantaria escuchar tu voz con acento bien castizo a la luz orgullosa de una vela)

Besos, amiga
REL

María dijo...

Mª Angeles,
La verdad es que no se me había ocurrido mirar velas en los chinos. Mi vicio es entrar en "la tienda del oso" y allí me pierdo en aromas ....
Un abrazo luminoso

Jesús Arroyo dijo...

Cuando una llama se enciende, alguien llega.
Besos.

PIZARR dijo...

Pues coincido contigo en esa aficción por las velas, las tengo de todo tipo de formas y colores.

Y producen en mi esas mismas sensaciones que describes, bien estando sola o acompañada.

Nada me relaja más que la luz de las velas mientras escucho la música adecuada.

Respecto a lo que me dices de las fotos, no tengo inconveniente alguno, aunque las de esta entrada en concreto preferiría que no se publicasen en otro sitio, pero supongo que no lo decías para publicar.

Un beso

juan rafael dijo...

Yo he regalado velas en algún momento de mi vida, pero ahora, en mi casa no tengo ni una: ni para cuando se vaya la luz.

Luis y Mª Jesús dijo...

A mi me gustan las velas pero Luis es on obsesivo y tenemos velas encendidas por todas partes. Cuando los amigos vienen a comer o cenar siempre me preguntan que signica encender velas. No significa nada, no es para ahuyentar nada, secillamente nos gustan.
Lo malo de las velas de los chinos es que normalmente la cera es muy mala.
Un beso
María Jesús

PIZARR dijo...

Por fin tras mil horas revolviendo por el bog, he conseguido recuperar la entrada de ayer. Te aviso por si has pasado esta mañana y has comprobado que había desaparecido.

Este mundo virtual a veces se me revela y no puedo controlarlo... jajaja

Un beso

josé javier dijo...

Cuando vea una vela me acordaré de tí y de tus sensaciones ante ella.
Un abrazo. J.J.