domingo, octubre 26, 2008

ÁNGELES DEL PARAÍSO

Ojeaba una revista cuando me he fijado en una viaja alacena. Entre las baldas aparecía un viejo plato iluminado por una luz tenue que sobresaltaba su sencilla belleza añosa desdibujada por el tiempo.
Me encontré, de repente preguntándome quién habría comido en ese plato, quiénes habrían sido sus dueños, qué manjares habría guardado sobre su dibujo de calesas y damas con gorros de plumas… Seguro que mi vida es más breve que la de aquel plato, pensé mientras se me venía a la cabeza una tienda que adoraba en el viejo Madrid y cuyos rótulos aún siguen teniendo un hechizo especial cada vez que paso por allí.
Siempre me paro a contemplar sus escaparates desiertos, vacíos, y veo como el polvo en suspensión es el único habitante tras aquellos muros. Era una tienda en la que vendían loza bellísima, platos de todos los tamaños, lisos, floreados, de porcelana, hasta de Duralex. Pero lo que más me encandilaba eran las estanterías llenas de copas. Espigados cuellos de cisne y bocas labradas con diminutas guirnaldas. Por supuesto, aparte estaban los vasos brocados de oro y vasitos diminutos con iniciales grabadas.
Me paraba delante de ellos, sin tocarlos por el temor que su fino cristal se me deshiciera entre mis torpes manos y rompiera la magia de su belleza. Un anciano de bata gris y gafas a media nariz se acercaba a mí y me decía “Señorita, no tema, cójalos, son ángeles del paraíso”. Nunca supe que me quería decir aquel buen hombre, pero cuando paso por allí y me paro, pienso dónde estarán los ángeles del paraíso ahora.
Hoy al ver ese plato en la revista tan humildemente bello, me ha traído el aroma de aquella tienda donde vivían ángeles de cristal y porcelana.

12 comentarios:

aapayés dijo...

Saludos bello relato, y si encuentras esos ángeles del paraíso, avísame así los tendré y podre ser parte de esa historia de ángeles...

bello gracias por compartirlo

un abrazo

Anónimo dijo...

Preciosos estos ultimos textos. Y esos ángeles ... en cualquier momento, cuando menos lo espere aparecerán.
¡Y qué bonita la música en el blog!

El club de los Parados dijo...

no quise marcharme sin antes dejarte una sonrisa
Nos leemos

Jesús Arroyo dijo...

Que relato tan bonito, tan lleno de nostalgia. Los recuerdos de nuestro ayer, en muchas ocasiones, hacen presente.
Besos.

Carlota dijo...

Supongo que el buen señor se refería al milagro del cristal... precioso post, guapa, buen comienzo de semana :).

Nómada planetario dijo...

Evocadoras sensaciones las de los objetos usados por otras generaciones, me recuerdan tiendas antiguas a las que me llevaba mi madre a comprar, aún queda alguna en la que alternan figuras de santos con baratijas de los chinos.
Besos terrenales.

José Manuel dijo...

Seguro que quiso decir: "Mª Ángeles eres un paraiso" :-)
Besos, y gracias por regalarnos estos relatos.

PIER dijo...

Que recuerdos.
Espero que no pase mucho tiempo y puedas volver a encontrar esos angeles..
Hermosa historia.


abrazos.

guillermo elt dijo...

Pequeñas grandes cosas de la vida coatidiana que nos recuerdan lo más entrañable e íntimo de nuestro corazón.

Besicos.

juan rafael dijo...

Lo que la gente hace ahora: sólo mirar escaparates.

Maria Coca dijo...

Esos ángeles seguro que viven en hogares formando parte de historias ajenas.

Hermoso relato. Parece mentira cómo unos objetos puedan sacar de tí sensaciones tan bellas!

Besossss

la-de-marbella dijo...

Lo cotidiano, lo real tambien a mi me avasalla a veces en forma de recuerdos, ramalazos de pasado. Cierro los ojos y puedo ver los establecimientos de mi niñez con sus reflejos apagados entre brumas y residuos de polvo.Muy bien