miércoles, julio 23, 2008

MENUDENCIAS DE VERANO: viajar en bus

Hoy he llegado como una moto a trabajar. Estaba tan acoplada en mi asiento del autobús por la “movida” que estaba viviendo que, ¿quién era el guapo que se bajaba sin saber el desenlace? Total, a sabiendas que hoy desembarcaba my box en los madriles, he tenido que añadir chispa a mi vida rutinaria y me he permitido el lujo de llegar tarde, pero muy contenta porque he vivido una historia de amor prohibido y sabía que mi jefe lo entendería; no fue así.
¡Ojo! No soy cotilla, sólo curiosa y, además, si estás metida en un habitáculo sin escapatoria y te casi chillan al oído, ¿qué vas a hacer? Poner la oreja.
Iba de espaldas al escenario leyendo la situación deprimente de los mercados, cuando oigo un grito desgarrado “Amor mío, me he escapado. Ya voy a la estación”… El autobús entero se quedó mudo; llegamos a una parada y nadie se movió… “Son unos criminales, lo pagarán caro. Nadie nos va a separar, cariño. Aguanta que ya llego”… Otra parada, cada vez más hacinados. Subía gente y nadie bajaba… “No te tomes ni una pastilla más” La sociedad nos reconocerá”… Ahí, los que íbamos de culo (perdón, quería decir de espaldas), volvimos la cabeza; siempre hay un roto para un descosido, tu media naranja. Ella era, era… poco agraciada, pero con unas ganas de comerse el mundo que daba gloria… “¿Me quieres? No te oigo, dime, ¿me quieres? Habla, no te escucho. Ya veo la estación”… Todos miramos a un lado y a otro, pero no había estación alguna; aquello comenzaba a oler a chamusquina. Hasta una señora osó decir “¿Niña, no te habrás equivocado de dirección?” La niña se volvió rabiosa y dijo “Señora, déjeme que termine de ensayar la escena. Me examino en media hora”… se vació el autobús; nos bajamos todos frustrados, pero satisfechos de que a nadie se le estuviera tomando el pelo porque no había estación, eso más claro que el agua, ni que hubiera criminales de por medio y porque la niña se lo sabía muy bien. Sin duda aprobaría, y con nota.
Todos nos habíamos tragado la historia.

2 comentarios:

Carlota dijo...

si es que en el fondo tenemos alma de culebrón :P, me partí imaginando el autobús como una lata de sardinas, todos pendientes de la historia en diferido ;), que somos una panda de cotillas!!! Un muac!

Nómada planetario dijo...

Y lo bien que te lo has pasado en transporte colectivo, eso sí que te ha divertido y no los periódicos gratuitos.
Besos al aire desde el andén de la estación del Ave feliz.