viernes, mayo 16, 2008

DAISY, LA LUZ DEL MAÑANA

Emociona la ternura con que abraza su tripa y dan ganas de acariciar su espesa cabellera negra que cae por su cara sin apenas dejar ver sus facciones.
Dentro de tres meses Daisy será madre por primera vez. Las sensaciones que corren por su cuerpo o los pensamientos que revolotean por su cabeza van más allá de lo que su mente diminuta pueda dominar.
Piensa en el nombre que pondrá al bebé. Si será varón o hembra, cómo serán sus manos, sus piernas, si sus ojos serán del negro de la noche, del verde de la selva o cristalinos como el riachuelo que pasa junto a su chabola.
Todo es un misterio para ella, menos el amor que profesa a esa tripa que crece por momentos y que da señales de vida sacando a veces bultos extraños. Si supiera cantar como un día lo hizo su madre, entonaría su voz para que su retoño la sintiera cerca. Si supiera leer, con su voz le guiaría por palacios, valles que ella nunca conoció…, porque Daisy no sabe nada, a los ocho años la metieron en una mina a sacar piedras y cargándolas sobre sus espaldas pasa la vida.
Un día, cuando la noche caía sobre los matojos espesos y de regreso a sus paredes de paja y escombros, una sombra se cernió sobre ella. Con brutalidad la tiró al suelo y rasgándola sus ruinosas ropas, introdujo en su cuerpo algo que dolió mucho… Después esa sombra desapareció igual que llegó oyendo las ramas de los árboles como acunaban ese dolor que sentía.
El cuerpo se transformó y alguien le dijo qué pasaba dentro de ella. Lloró, lloró durante muchas lunas..., mal se alimentaba ella como para alimentar una boca más, pero las lluvias hicieron que cambiara de parecer y lo que en un principio fue pena, luego se convirtió en motivación para su vida.
Daisy camina con la sonrisa entre sus labios pálidos y sus dientes renegridos se transforman en luceros. Ahora sigue cargando piedras pero lleva menos a sus espaldas, prefiere dar más paseos y que su hijo no sufra.
Daisy no tiene quien la cuide, sus padres murieron a manos de unos asaltantes. Es una niña de trece años que mira el futuro con ilusión... Una luz grande y hermosa viene a su encuentro.

7 comentarios:

Ignacio Bermejo dijo...

Wuauuu, que sensibilidad la tuya. Supongo que al verla se te desatan tus instintos maternales, o quizás sólo sea que eres muy buena persona y te emosionas.
Un beso. Bueno, dos. Uno para tí y otro para ella.

josé javier dijo...

Siempre he sentido envidia de vosotras precisamente por eso, por la maternidad. Por ser receptáculos de una nueva vida, por el misterio más grande que Dios ha creado...
En fin, seguro que a Daisy ese hijo la hará feliz y le dará un motivo por el que luchar. Un beso. J.J.

Carlota dijo...

Pues si es una luz para su vida, bienvenido sea, y ojalá haya luz suficiente para los dos, ojalá... Besos.

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

Ignacio, ¿sabes que las buenas personas y las guapas no van al cielo?
Mi cuñada me lo repite mucho "niña sé mala, éstas van a todos los sitios!
Buen fin de semana

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

Buenos días José Javier. ¿Envidia dices? No sé no me convences. A mi esto de la paridad que se ha inventado ZP incluidos la guerra de sexos no me acaba de llenar.
Vamos a ver: yo no me embarazo si no tengo quién me embarace, ¿no? Entonces unos y otros nos necesitamos. Debemos engarzarnos y que haya entre nosotros sinergia, ¿no? Lo que no tengo yo, lo tienes tú.
En fín, dejemos mis paridas, me he ido por los cerros.
Buen fin de semana y gracias por tu visita

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

Carlota, tesoro, buenos días.
¿Luz de vida? Paliar su soledad más bien, algo por lo que luchar.
Un besote muy grande

José Manuel dijo...

"Las tontas no van al Cielo", tampoco, y con las nuevas tecnologías, tampoco vaís a necesitar varón para procrear, jeje
El post está lleno de sensibilidad, y tras llorar y llorar durante muchas lunas, reconforta que mire el futuro a la cara... Bella lección de vida.
BESOS