Anoche llegué hecha papilla, puré, estofado, picadillo, natillas… Vamos, un asco.
Me senté en la silla de las lamentaciones, ésa que sirve para todo menos para nada y me perdí en el limbo, lugar que frecuento con asiduidad de martes a jueves, días en que mi jefe está en Madrid y yo me convierto en Cenicienta sin jamás atinar donde él desea. ¡Qué lince el tío!, las caza al vuelo y tú todo el día husmeando y no hueles nada. Llega él y ¡hala!, te pillan con el carrito de los helados… En fin, me niego a hablar más de mi jefe, esto ha sido solo un inciso para que comprendáis la situación, no más.
Me senté en la silla de las lamentaciones, ésa que sirve para todo menos para nada y me perdí en el limbo, lugar que frecuento con asiduidad de martes a jueves, días en que mi jefe está en Madrid y yo me convierto en Cenicienta sin jamás atinar donde él desea. ¡Qué lince el tío!, las caza al vuelo y tú todo el día husmeando y no hueles nada. Llega él y ¡hala!, te pillan con el carrito de los helados… En fin, me niego a hablar más de mi jefe, esto ha sido solo un inciso para que comprendáis la situación, no más.
… En esto que estoy en el limbo y mi vista tropieza con una revista abandonada en la mesa la noche anterior justo en el artículo que versa lo siguiente: si estás estresado –os recuerdo que yo ya ni estrés, simplemente fosfatina-, imagínate el mar.
Cierro los ojos y trato de llegar a la orilla. Los pies se me van hundiendo en la arena. Escucho las gaviotas, el zumbido del agua refresca mis oídos… Oigo el suave oleaje y mis plantas sienten el frío de la espuma, ¡qué gusto!, tengo los pies tan cansados, como la mente…
Decido abrir despacio los ojos y me encuentro con el vaivén de las olas; caracolas blancas, nubes espumosas y el agua, un poco más lejos, está transparente. ¡Mira, dos pececillos!...
La luz va cayendo lentamente y el sol de frambuesa se va desplomando entre en cielo y el mar. Respiro hondo y me envuelvo en algas; me siento limpia.
… Desperté sentada en mi silla. Me levanté y fui a darme una ducha, mi familia me esperaba y yo…, me sentía una gaviota rescatada.
¡Buen fin de semana, amigos!, ah, la foto de las gaviotas es cedida por Rafael, nuestro Nómada planetario
7 comentarios:
Pues hija, bendita revista que te permitió viajar de esa forma ;). La foto de Rafa, estupenda, como todas las de él. Besos.
Mª Angeles que suerte, pudiste relajarte y encontrar la paz, yo ultimamente para hacer frente al estres de mi trabajo he tenido de manera literal pasar una semana completa junto al mar, y alli no es difícil ser otra, sentir otras cosas, recuperar una vida diferente,... otra vez aquí con las pilas puestas y cuando vuelva otra vez, que volverá ese tremendo estres... intentaré acordarme de tu consejo..
Un abrazo.
No me extraña que con esta música te sumerjas en la arena hasta los tobillos y te sientas mástil y vela al viento,
Te invito a mi paseo, me voy según coma, es decir en una hora,
daré mi paseo en un dia como hoy de sol estupendo y girasol, con viento sur, cálido y tibio en la cara,
el mar, sus gaviotas y cormoranes,
arena que espera tendida y verde y azul planetarios de verde hierba y mar azul que están hoy esperando ser acariciados por mis ojos ansiosos y añorantes; tanta lluvia!
Un beso MªAngeles, buen finde.
ana.
Carlota... ya sé la hora- La astenia primaveral me está dejando bajo mínimos, fíjate nunca me había pasado. Lo acabo de leer en mi silla de las lamentaciones Jajajaja
Termina bien el domingo.
Un besazo
Estrella, te informo: no es mi jefe aunque contribuye, es la astenia primaveral... Aunque yo la padezca casi doce meses. jajajajaja
gracias por leerme.
Anita, sentada en mi silla de las lamentaciones he encontrado info de lo que me pasa: http://www.enbuenasmanos.com/articulos/muestra.asp?art=773
Tengo todos los sintomas, así que me voy a concentrar en imaginarme el mar: no como oooooooootras que lo tienen nada más abrir la ventana.
Un besin
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