lunes, enero 07, 2008

¿POR QUÉ NO SUENA EL TELÉFONO?

Hoy me he despertado con una idea machaconamente insistente, runruneando en la cabeza como único objetivo y miro al teléfono a ver si suena. Claro, “¿Cómo va a sonar si son las siete de la mañana?”, me digo, pero no lo puedo evitar.
Rememoro el día de ayer para saber si me he saltado algún capítulo y todo es producto de mi imaginación. Pero no, las secuencias de los hechos son nítidas, exactas. Para esto soy muy mía, y una cosa es la imagen que proyecte a los demás y, otra muy distinta, es cuando me siento cada noche o cada amanecer a charlar con mi sombra. Entonces me desnudo, sin estriptis ni zarandajas, voy directa al grano y me interrogo, me reprocho y de vez en cuando me aplaudo. Me riño mucho porque ser impulsivo es causa irremediable de arrepentimiento y no hay arrepentimiento que valga; una vez ejecutado un hecho, de nada vale lamentarse. Has metido, casi seguro, la zarpa en el pastel y lo has destrozado. Y, no sólo eso, porque la secuencia siguiente es “ese come-come” interno que no te deja vivir; es lo que vulgarmente se conoce por remordimiento… Y yo me remuerdo mucho… por mi ímpetu descontrolado, caballo salvaje desbocado en mis tiempos impares. En los pares, gracias a Dios, están bajo un control férreo de mi voluntad voluntariosa.
… Y es que ayer, sin previo aviso, estábamos en la comida familiar de reyes, felices de cómo nos habían tratado sus majestades, divertidos por nuestras caras al abrir el regalo de turno que no era sino una broma del contrario. En fin, ante unas viandas preparadas con cariño y regadas con un buen vino cuando, de repente y, como he dicho, sin previo aviso, mi otro yo dijo “¿Pepa, por qué no nos vamos a Buenos Aires?”… Mi marido que es un hombre con la cabeza en los hombros, no como yo, manifestó “¿Qué se te ha perdido a ti en Argentina?”… Le miré y mi otro yo que va por libre contestó “Bailar un tango y dar un beso a mi amiga que no conozco”… Y lo que es peor, él contestó “Allá tú”
Sin quitar el mantel, encendimos el portátil y Pepa, entre sorbo y sorbo de cava, se dispuso a buscar vuelo. Luego me dijo “Hago unas consultas y te llamo”… Son las siete de la mañana, la luz sigue dormida como un ceporro y el silencio y yo, mientras tomamos café, nos preguntamos por qué no suena el teléfono.

PD. ... Quizá, mientras, me convendría tomar unas clases de tango, ¿no?

4 comentarios:

Carlota dijo...

Teléfono:
Riiiiiiinnnnggggggg....riiiiiinnnnngggg!!! grrr....dónde se habrá metido ésta impulsiva....en las rebajas, seguro....riiiiiiinnnngggg!!!!

PIER dijo...

HEYYY.. seguro que sonara espera aún es muy temprano.. deja pasar un par de horas.. jajajaja...

un abrazo... y vayas ideas se te ocurren.. esas molan ..

Anónimo dijo...

"Pero no, las secuencias de los hechos son nítidas, exactas. Para esto soy muy mía, y una cosa es la imagen que proyecte a los demás y, otra muy distinta, es cuando me siento cada noche o cada amanecer a charlar con mi sombra".
Buena reflexión para comenzar el año.

Lola Bertrand dijo...

La vida me ha enseñado que el teléfono nunca suena para decirte:
- Te llamo por que me necesitabas...
En fin , me he leído tus últimos aportes y son muy bellos y sentidos , pero... a mi las "buenas ideas" tampoco me funcionan.
Abrazos de mar.
lola

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