
Por la espalda, sin derecho a réplica y a huir, huir hacia el escondite nuevamente, con cobardía para seguir matando; parece ser que no han aprendido otro lenguaje y, lo peor, es que no lo quieren aprender.
Pero ellos no me entristecen, son asesinos. Sin embargo, crece la marea de quienes les apoyan y eso sí que nubla mi esperanza, ciega el sol en mi entendimiento.
No, hoy no sacaré mi rabia, ni apoyaré con mi presencia a quien sigue dando la mano al asesino.
1 comentario:
si...la verdad es que la marea sigue creciendo, triste, pero cierto...cuando acabará esto? Un abrazo.
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