miércoles, julio 18, 2007

SOBRE EL ECO DE TU AUSENCIA...


Se cae a cachos, pedazos de vida desgajados de sus entrañas.
Antes hermosa, hoy estercolero de enseres amontonados en cajas.
Un pozo donde emergen recuerdos del ayer, horas embalsamadas en papel de seda sin más fin que iluminar la memoria huida, el despertar de la sensibilidad de un tiempo que no volverá.
Sombras en las paredes, en los armarios, en los cajones, apenas queda un tatuaje en tu piel de melocotón que me aviva la añoranza de una ilusión.
Pareces una momia desvestida de oropeles, huesos sin carne que exhiben sin pudor la esencia de ti misma.
Lamento tu ausencia que es llaga en mi alma, que es cansancio en mis manos.
Se van, se esfuman las materias de una vida donde tejí el calor de la amistad, un lecho de amor, la cuna donde mecí mis primeras ternuras.
Nacemos desnudos y los años nos visten de cicatrices, huellas del pasado que imprimen carácter a nuestro DNI particular... Estigmas que recorren doscientos metros como la sangre en sus venas.
Limpieza a fondo de un ayer que no aporta y, el resto, a guardar en las entretelas de mi corazón.

... Ya partes y mi adiós es tan alicaido como la flaqueza de mi cuerpo, sin embargo, a solas con el eco de tu voz que me habla con el chillido del niño, con el deseo solapado, con la risa gravada en cada rincón de tu ausencia, siento que volverás a ser tú misma, alegre y fugaz, reverberación de la luz sobre los cristales en nuestros amaneceres compartidos.
Mientras, ahí te quedas junto al chasquido del ladrillo, el maniobrar de manos extrañas que harán de ti, de nuevo, mi hogar, nido de gorriones y gaviotas al abrigo de cada aurora púrpura sobre los tejados de Madrid.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Todo pasa...ésto también pasará. Besos. Yo

Anónimo dijo...

Estos tus relatos intimistas de bella prosa, me dejan cierto sabor agridulce, un entender y no entender... "Nacemos desnudos y los años nos visten de cicatrices". Con tu permiso te robo esta frase pero, eso sí, haré mención a su autora.