miércoles, septiembre 13, 2006

TE PIENSO CADA DÍA...


Cada día te pienso en mis entrañas con el verbo del cariño.
Te paseo por mis dedos con el corazón de ópalo ardiente… Hubo tanto que hoy duele que no haya resquicio sino para sepultar nuestra ausencia.

Me dices más con tus silencios que la voz fingida de un amor inexistente.
Hoy, prefiero no mirarte; supuras duelo por tu piel cetrina y, observarte, es hacer gala de mi torpeza.
Me haces daño, tanto que marchitas la esperanza recién nacida a fuerza de creer.
Prefiero obviarte, pensar en espejismos, huir hacia el mañana que aún no está escrito.

Sé que tu guerra no espera treguas sino el momento de matar.
Matar con las manos, con los ojos, con la palabra, con tus gestos…
Después, caerás desvanecido, hueco y vacío; echarás el veneno que asfixia tu sangre depredadora…
Te sientes frustrado, no entiendes el porqué todo fue así; tú no lo querías y sin embargo…
Me das lástima, pareces un niño inflado por una edad que acecha a tu gesto enjuto y, sin embargo, aún así, te pienso y te quiero a mi manera.

Pero mientras, tu gente yace en un suelo sin fondo, esparcidos los restos de aquello que no quisieron ser porque lo que son jamás lograrás decapitar.
No somos tu sueño, desengañate.
Somos nuestra promesa… Déjanos vivir.
Vivir en una paz que desconoces, quizá, es verdad, por nuestra culpa.
Pero, ¿dónde reside la verdad?, ¿en ti?, ¿en nosotros?...

Pensarte es decirme que nos queda el perdón, el canto del olvido, el volver a caminar… ¿Seremos capaces?

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