sábado, abril 22, 2006

RUMOR DE ÁNGELES (Vuelpluma)


Soy cautivo de la noche.
Saboreo patinar sobre sus horas, volar en sus silencios.
El ruido permanece agazapado esperando al camión de la basura que doble la esquina y rasgue el cielo con un repique de motor.
Mientras, revoloteo entre el cielo y la tierra.
Mis ojos son los faros de búho que taladran las estrellas y mis dedos traducen los sueños de una mente obstinada.
Apuesto por los crepúsculos porque nada me impide alzar mis alas de mariposa y posarme en mi afasia semántica, jugar con las palabras mudas, respirar en la prudencia y deleitarme con la afonía.
Cuando las nubes anuncian la alborada, retorno a mis maitines y espero con acierto a que la bulla pase y pueda, de nuevo, caminar entre nimbos de espuma, tejados de gato y luceros en reposo.

No hables, calla… ¿no les oyes? Son los ángeles que susurran a tu sombra callada.
MªÁngeles Cantalapiedra

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