Cabeceo, cabeceo en tu mirada como si con ello no
fueran a irse tus ojos de tímido garzo aniñado…
Un sol meloso acariciaba la costa esa mañana de
marzo. El vientecillo regalaba pigmentos de gaviota y mar llegando a su playa.
El olfato, empedernido observador del gusto, se vio envuelto de sal y algas
entretanto mis ojos buscaban en aquel azul tibio el recuerdo garzo de los tuyos
que, una vez, guardé a buen recaudo en la estantería de mi memoria. La suavidad
de tu luz volvió a mí tantos años después con la misma cadencia amorosa con que
los guarecí para no perder su aroma de amor juvenil, ese amor que se abastece
de horizontes y un mañana se preña de
sueños.
¡Te sentí tan mío tan puro!, que me alejé de mi
costa guardando de nuevo tus ojos en el estante de la nostalgia. Una melancolía
se mecía al son de las olas tranquilas convertidas en espuma y tatuadas en mis
ojos. La mirada no la pude contener. Se fue apagando lentamente sin apenas
sentir su cálido abrazo, su recuerdo de tus ojos en los míos.
El mañana está tan cerca que casi ya lo palpo con
estas manos heridas por el tiempo. Mientras, el ayer se difumina alejándose
cada vez más de lo que una fue y no pudo ser.
3 comentarios:
M.Angeles, puedo recordar otro escrito en el que hablabas de ese amor juvenil, cuyos ojos te impactaron...Sabes que, el tiempo no existe, es una ilusión de la mente...Todo sigue vivo y real, amiga...Muy bello y sentido.
Mi abrazo y mi cariño.
Olá Mª Ángeles.
Gostei muito desta tua crônica poética. Excelente!
Desejo-te uma ótima semana.
Um beijo. Pedro
Te he leído muy lentamente, para captar y saborear lo que dices en tu entrada, lo expresas tan claramente que a todos llega, como debe ser.
Dices en tu comentario que mi musa está fluida, trabajamos juntas ella y unanimemente y siempre estamos de acuerdo.
Si tu musa te pone condiciones, como dices, no le des mucha libertad para contar siempre con ella.
Espero que tu musa te cuide como tú a ella así trabaréis juntas y el trabajo saldrá mejor.
Besos, feliz semana.
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