miércoles, abril 12, 2017

ENCUENTROS...

Era de esas noches suaves y perfumadas de incienso, de murmullos alegres y risas complacidas cuando, de pronto, La vi llegar por la esquina. 
Temblaban sus cirios, la mecía su humanidad y, en su rostro, La Angustia de una madre. A su vereda prendida llevaba la marcha Hosanna in Excelsis. Ya, entonces, pude ver su rostro al completo, pude palpar la Angustia de una madre al dejar atrás a su hijo mientras la mano del hombre mecía su dolor.


Se hizo el silencio, el mundo paró, y una dulzaina lavó nuestros pecados. Sentí mi tierra más mía, tierras castellanas de enjuto respeto y amor a su Angustia. Las velas goteaban lágrimas de cera y un himno español despedía a La Virgen de Sus Angustias con aplausos sentidos y ya un Valladolid dormido en rosarios silenciosos cerraba una página más de su ciudad.

No hay comentarios: