La áspera realidad lleva llamándome toda la semana
y yo haciéndome la loca, negándome al orden y a la rutina, encaramándome en la
letra y pensamiento trivial, acogiéndome al cansancio perpetuo que me impide
descansar cuerpo y alma y centrarme de una puñetera vez. ¿Es que acaso lo que
me espera no me gusta? No lo sé pero mi afán de lucha y riesgo se me declaran
en huelga y yo les dejo hacer lo que les viene en gana. Una gripe mal curada ha
tenido mucho que ver en mi desidia emocional. Llegó en días en que las personas
no hacemos más que abrazarnos, beber y comer, días de buenos deseos y mejores
acciones y a la tos, dolor de cabeza y cuerpo trochado, no les deje que
incubaran y se fueran. Por el contrario les he arrastrado durante largos días
entre grados bajo cero, risas y celebraciones. El resumen es unos ojos que no
ven, una cabeza hueca y un cuerpo sin ganas de moverse.
No obstante, la conciencia que es muy persistente,
me llama constantemente, tan machacona como esas madres que no dejan de advertir
a sus cachorros de que esto es bueno y aquello es malo, así que hoy cuando me
he despertado tan despistada como siempre, el pensamiento me estaba esperando
junto a la taza de café con una sola frase “Hasta aquí hemos llegado” De verdad
he presentido a mi madre como en sus mejores tiempos me daba un repaso que me
dejaba del revés. He aguantado el chaparrón resoplando pero he de reconocer que
cada reflexión que me ha hecho tenía razón. Debía dejar de marear la perdiz y
enfrentarme al orden cotidiano para escribir mis nuevos retos. Aquí no he
podido callar y como niña respondona he alzado la voz “Me quedan las rebajas,
me chiflan los empujones y revolver entre montañas de jerséis. Además, quiero
ser beduina y bailar Paquito el chocolatero en la cabalgata de Triana”
Conciencia, sin mediar palabra, me ha lanzado una chuleta en toda la mente como
para denunciarla por violencia a una cabeza apaisada.
Cuando he resucitado del chuletón me ha escupido
que yo nunca he sido una cobarde y que mi espíritu de Quijote me ha salvado del
abismo. Que mi sensibilidad servía para algo más que para bailar La Mayonesa.
Que mi cuaderno de apuntes yacía debajo de una pila de ropa sin colocar
mientras la novela que estaba escribiendo moría en el olvido. Que mi gente
esperaba de mí algo más que una risa boba…
En fin, una bronca en toda regla. He dado un trago
al café y me he puesto a deambular por los pasillos de la memoria. En una
esquina he encontrado a mi madre retorciéndose las manos de soledad. He atusado
su pena y he seguido caminando hasta la puerta del fondo del pasillo y las
lágrimas han brotado con una pena descontrolada. No había zapatillas de correr,
ni maletas a medio deshacer, un orden vacio chillaba por las cuatro paredes “Ahí
te duele amiga”, he escuchado susurrar a mi conciencia mientras mi llanto
amainaba.
Me he salido de mi pena para acariciar mis letras
olvidadas. Las he mirado de frente. Un diálogo mudo ha surgido entre nosotras
mientras un par de ronquidos increpaban mi atención también.
Entonces he levantado los ojos y después de casi
un mes de no ver, he mirado con ojos de estar viendo a mi conciencia “Tú ganas”,
la he dicho.
Me he dirigido a la cocina, puesto el
lavavajillas, hecho dos montañas de ropa por lavar y allí he encontrado mi blog
de notas que me ha lanzado una sonrisa de gratitud. Después he descolgado el
teléfono “Buenos días mami, ¿qué haces llamándome a estas horas? Te echaba de
menos… Estás como una cabra, hija” Después me he ido a la ducha y según iba, un
nuevo ronquido ha resoplado en el amanecer. Me he agachado a darle un beso con
la ternura disponible, he suspirado hondo y como que una paz ha ido entrado en
mis pulmones que me ha sentado la mar de bien.
Si estos son los propósitos para el nuevo año,
creo que yo ya he empezado. Ralentizada pero con diminutos pasos firmes… ¿Tú
has empezado ya?
PD Me he subido al altillo de la memoria a guardar
mi idea de beduina cantando villancicos trianeros hasta la navidad que viene, y
he dejado un huequecito para ir de rebajas. Tanta formalidad no me sienta bien.
5 comentarios:
Recuerda menos y serás más feliz. Yo intento pensar sólo en el presente, incluso cuando me pongo mis vestidos viejos.
Besos de Reina
Ya termino la Navidad y esperemos que los recuerdos que durante estos días me provocaban pinchazos en mitad del corazón disminuyan. Durante estas fechas siempre tengo un cine Exin en la cabeza que proyecta de continuo las imágenes de los que ya se fueron y, a veces, resulta agotador.
No tengo propósitos para el nuevo año si exceptuamos el propósito de no tener propósitos.... creo que me estoy liando.
Un beso
Los propósitos son como las promesas. Están hechas para no cumplirse..
Un abrazo
Yo llevo un par de días con la sensación de que he pillado algo que no termina de manifestarse. Así de suave es la cosa, de momento. Si no pasa de allí es muy soportable. Propósitos no me hago. Mis rebajas te las dejo para ti, si las quieres. No me gusta comprar, ni siquiera con descuento.
Besos.
Te deseo Paz en la mente, Paz interior, la calma que colma y sacía.
Ya sé que esto es un recuerdo del que no disponemos más que algún destello esporádico en nuestro álbum personal.
Aún así, sabemos de sobra a lo que nos referimos: es el mejor regalo, el mejor juguete, el comodín de todo cuando algo importante falta.
A partir de ahí, una vez vista la pantalla que da soporte a la película, puede pasar lo que sea y no moverse un pelo el suelo bajo tus pies.
Ojalá el guionista de tu sueño haya escrito que este año te toque descubrirlo.
Besos, abrazos y cafelito.
Saleta.
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